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13º Festival Cine Coreano en España: Cine de Corea para todos los gustos

10/12/2020

Si algo hemos de encontrar de positivo al último año que nos ha tocado vivir con este aciago 2020, ha sido el acceso a festivales que de otra manera no habríamos podido disfrutar. El Festival de Cine Coreano en España organizado por el Centro Cultural Coreano se presentaba en su 13 edición, como tantos otros eventos del año, de manera online a través de la plataforma Filmin, contando además con un film en Youtube gracias a la colaboración con el Korean Film Archive. La muestra ha mantenido su espíritu de acercarnos a diferentes aspectos de la cultura, sociedad y tradición coreana a través de su programación, esta vez a través de 11 títulos subdivididos en cuatro categorías que, complementarias, han ofrecido una mirada muy interesante a la producción coreana reciente tanto en producciones comerciales como independientes.

Tradición en el cine más independiente

La sección ‘Pansori’ ha sido probablemente la que más ha gustado y sorprendido a los aficionados en general del Festival. Destaca The Singer, un film del que poco se había oído en occidente, y todo un acierto de la programación. El director de otro éxito sorpresa (en este caso en la taquilla coreana) como Spirit’s Homecoming, Cho Jung-rae,mira de nuevo al pasado con esta historia ambientada en la época Joseon que sigue a un cantante de Pansori (el arte tradicional coreano que une el relato con la canción y un acompañamiento rítmico) en la búsqueda de su mujer, secuestrada por un grupo de bandidos. Como sucedía con su anterior film, el director une la emoción pura con una mirada casi didáctica, esta vez al arte musical, auténtico protagonista del film. En ese sentido utiliza un recurso maravilloso como unir las experiencias del camino del cantante, junto a su hija ciega -como la protagonista de otro film sobre el pansori como Seopyonje– y un amigo, conociendo a nuevos compañeros en ese viaje en busca de su mujer, con el propio relato episódico de la historia que va cantando de pueblo en pueblo. Destaca sobremanera la actuación de Lee Bong-geun, arrollador cantante de pansori en su debut como actor, que nos arrastra a una marea de emociones en la última parte del film.

Otra de las favoritas del fandom ha sido My Punch-Drunk Boxer, una joyita del cine independiente surcoreano dirigida por el debutante Jung Hyuk-ki. Esta historia que se mueve entre la comedia y el drama nos sitúa en un gimnasio de boxeo que no pasa por su mejor momento. Allí malviven el dueño y su ayudante, un boxeador retirado que parece marcado por su pasado, tanto física como psicológicamente. Sin apenas clientes, un día aparece una joven con ganas de aprender el deporte, y, más pronto que tarde, se convertirán en una pequeña familia. Este es un film sobre segundas oportunidades, sobre comenzar de nuevo, que une el deporte y la música a través del imaginativo estilo del boxeador. Um Tae-goo, al que hemos visto habitualmente en silenciosos papeles secundarios (The Great Battle, A Taxi Driver…), brilla con luz propia como protagonista del film con este personaje que vive con sus cicatrices del pasado. Le acompañan Lee Hye-ri (Monstrum) y el siempre fiable Kim Hee-won (El hombre sin pasado). Lo dicho, una joyita que el público ha podido disfrutar gracias al Festival.

Cerraba la sección ‘Pansori’ nada menos que Chunhyang de Im Kwon-taek, la única película del Festival disponible en abierto a través de Youtube en colaboración con el canal del Korean Film Council. El “padre” del cine coreano tomaba la clásica historia legendaria, llevada en numerosas ocasiones a la gran pantalla en el cine coreano, utilizando como hilo conductor el arte musical. Film debut de uno de los grandes actores coreanos contemporáneos como Cho Seung-woo (Stranger) junto a Lee Hyo-jung en el papel del título, es uno de esos ya clásicos del cine coreano de la Nueva Ola.

Thriller, zombis y animación

Comenzando la sección ‘Thriller y K-zombies’, uno de los films más sorprendentes, y quizás el que más ha dividido al público por lo leído en algunos comentarios, es Me and Me, film debut como director del actor Jung Jin-yeong (La cámara de Claire). Cho Jin-woong (La doncella) es su protagonista, pero durante la primera parte del film no le vamos a ver a él, sino a una pareja que reside en un pequeño pueblo de una zona rural. Parecen felices, enamorados… pero cada noche, hay un suceso inexplicable que se repite. El actor aparecerá en la segunda mitad de la película, como un detective de policía enviado para investigar un extraño caso de muerte accidental. ¿O no lo es? El suspense toma un giro que solo podemos calificar como inexplicable y casi lynchiano, un punto con el que muchos espectadores no pudieron conectar. Evitando spoilers, solamente decir que se agradece que en un momento en que cada vez suena más la canción de que el cine coreano está estancado, aparezcan propuestas tan originales como esta.

No ha sido tanta la sorpresa con Beauty Water gracias a su paso por algunos de los festivales de género de otoño. El público ya venía preparado para enfrentarse a esta nueva propuesta de calidad de la animación coreana que utiliza el terror para insertar el infalible mensaje social. En este caso, la protagonista es una joven que ve como aquellos a su alrededor la menosprecian por su aspecto físico. Encontrará la solución ideal y rápida en la “Beauty Water” del título, un proceso de belleza con el cambia su vida de manera radical, aunque el precio a pagar será mucho más caro que el económico, con el que ya deja en una situación delicada a su familia. El único punto negativo del film es puramente técnico, ya que la animación es algo rudimentaria, pero queda compensado de sobra por la historia, el desarrollo y su trasfondo social. Hacer un film como este en un país en el que la K-Beauty y las operaciones de estética están a la orden del día es algo loable. Como es ya habitual, la animación coreana suele mirar a la realidad antes de hacernos viajar a mundos de fantasía, aunque, como veremos más adelante, hay propuestas para todos los gustos.

Poca presentación necesitan Train to Busan y Seoul Station, que llegaban al Festival acompañando al esperado –aunque también retrasado- estreno en cines de Peninsula. Yeon Sang-ho se estrenaba por primera vez en la imagen real, aunque no lo parezca, con ese trayecto en tren desde Seúl hasta la punta sureste del país, Busan, que sumaría números de récord en la taquilla coreana de 2016. Un trayecto infestado de zombis que juega con el suspense involucrándonos con los diferentes pasajeros, pero también jugando de manera muy efectiva con los espacios reducidos de los vagones. Mucho más cercana al trabajo anterior del director Yeon en la animación es Seoul Station, que a pesar de ser la “precuela” oficial del éxito Train to Busan al explicarnos el origen de la epidemia zombi, no deja de ser una metáfora social de una sociedad adormecida.

El eterno ‘tema’ del cine coreano: Las ‘Dos Coreas’

También era conocida una de las películas de la sección ‘Dos Coreas’, como Operación Chromite. Primera parte de una trilogía proyectada sobre diferentes eventos de la Guerra de Corea (1950-1953), nos lleva a la misión del título que llevaría a las tropas aliadas a desembarcar en la ciudad de Incheon, consiguiendo de esta manera dar un golpe de efecto a una guerra que ya parecía perdida. Una gran producción protagonizada por dos nombres establecidos en el cine coreano como Lee Jung-jae y Lee Beom-soo, que se ve entorpecida por los añadidos de escenas con Liam Neeson como el general MacArthur. No se puede considerar el mejor trabajo de John H. Lee (A Moment to Remember).

La historia de Battle of Jangsari, segunda película de la trilogía (aunque se puede disfrutar completamente como una historia aparte), es trágica, al gusto del público coreano, siguiendo a un batallón de jóvenes estudiantes que se ven involucrados en una misión de distracción paralela a la Operación Chromite del bando aliado. Lo forman 700 jóvenes acompañados de un pequeño grupo de soldados experimentados, con los que viviremos un complicado desembarco al más puro estilo Salvar al soldado Ryan, y las siguientes horas intentando sobrevivir en la zona enemiga. Basada en otra de las historias reales del conflicto, la película triunfa al hacernos empatizar con los personajes, desde los jóvenes estudiantes hasta ese maravilloso sargento bregado en mil batallas interpretado por Kim In-kwon, además de verles enfrentados a la burocracia y a la despreocupación de los mandos norteamericanos. Por desgracia, sigue el modelo del anterior film al añadir escenas con personajes norteamericanos, en esta ocasión una periodista interpretada por Megan Fox, y un alto mando al que da vida George Eads. En cualquier caso se agradece el pulso del veterano Kwak Kyung-taek (Friend) en la dirección junto a Kim Tae-hoon (Iris 2).

Alerta roja (o Ashfall, como es conocida de manera internacional) también entra en la sección ‘Dos Coreas’ con su espectacular ristra de secuencias de acción, y es que esta vez los dos bandos han de colaborar ante la amenaza inminente de explosión del legendario monte Baekdu, cuyos primeros efectos ya dejan maltrecha a la capital del sur, Seúl. La propuesta es interesante por muchos motivos, empezando por esa línea de cine “colaborativo” que lleva ya unos años produciéndose en el cine de Corea del Sur, acercando posiciones y humanizando al eterno enemigo. Aquí Lee Byung-hun (Encontré al diablo) nada menos, es quien da vida al experto agente norcoreano capaz de ayudar a llevar a cabo la misión para evitar el desastre. A su lado, otro grande como Ha Jung-woo (The Yellow Sea), con el que no falta ese punto de enemigos íntimos al estilo buddy movie, y probablemente más golpes de humor de los esperados en un film de este género. Un gran espectáculo disfrutable, perfecta para una sesión de cine “palomitero”.

El final: La familia… y siete más

Y cerraba la programación de este 13º Festival de Cine Coreano en España organizado por el Centro Cultural Coreano un éxito de taquilla como Zapatos rojos y los siete trolls de Hong Sung-ho, una propuesta de animación coreana que readapta y actualiza los cuentos de hadas tradicionales con una mirada moderna y divertida. ‘Cine en familia’ era la sección en la que se enmarcaba este largometraje para todos los públicos que se estrenó con éxito en nuestros cines, siendo curiosamente el segundo film coreano que lograba el Nº1 de la taquilla española de un fin de semana en nuestra historia.

Por Víctor Muñoz

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