En el aeropuerto Marco Polo de Venecia, sin apenas habernos repuesto de la última proyección del FEFF a la que acudimos ayer jueves por la noche, una mezcla de nostalgia junto a unas gotas de abstinencia invade a la expedición de CineAsia. Buen momento para hacer balance de lo vivido durante la semana que finaliza en la ciudad italiana de Udine, que del 19 al 27 de Abril se ha vestido sus mejores galas orientales para traernos parte del cine popular que se ha producido durante el 2012 en China, Hong Kong, Taiwán, Japón, Corea, Filipinas, Tailandia y Malasia.
Más de sesenta películas, una retrospectiva y libro del legendario King Hu (maestro de los maestros del género del wuxia), más de cuarenta invitados procedentes de todos los países asiáticos, mesas redondas donde se ha debatido desde la posición actual del cine de Hong Kong en la industria china, hasta las nuevas formas de entender el thriller coreano, pasando por el cine autoral japonés y la asistencia de los ídols en sus producciones (este año la presencia del componente del grupo Kat-Tun, Kamenashi Kazuya estuvo a punto de bloquear el sistema de streeming en la web del festival). Actividades paralelas que incluyen desde un cosplay (celebrado el jueves 25 festivo en Italia), un mercado de productos asiáticos, exhibiciones de artes marciales… Lo primero que me viene a la cabeza es constatar que el FEFF no es sólo un festival de cine asiático, es una forma de entender la cultura y el cine popular que se realiza en Asia. Una fiesta para cualquier aficionado al cine.
¿Y las películas? ¿Cómo ha sido la cosecha de este año en el FEFF? Está claro que con una propuesta tan heterogénea (más de 60 films), el espectador encuentra en el festival desde comedias románticas (el género más popular de todos los géneros cinematográficos), a thrillers, dramas de época, películas de artes marciales, films de terror. Este año, a diferencia del pasado, los thrillers han batido a las comedias románticas, aumentando tanto en número como en calidad. Corea, Tailandia y Hong Kong, han sido las cinematografías que mejor han encarado este apartado con films como The Berlin File, The Gangster, New World, The Bullet Vanishes o Lethal Hostage. Otra de las constataciones de esta edición es la muerte por reiteración de ideas y temáticas en el género del terror asiático. Hideo Nakata, estandarte del terror a finales de los noventa con dos films capitales de género, The Ring y Dark Water, no ha pasado el corte con su nueva propuesta, The Complex. Sin embargo, todavía queda un espacio para la esperanza gracias a cinematografías más periféricas como la tailandesa, la filipina o la malaya que nos ofrecen un buen número de propuestas cuanto menos interesantes: léase Mariposa, Countdown o Shackled. El cine japonés también ha tomado la palabra. Sobre todo a partir de producciones de corte independiente, donde el drama, el surrealismo y la nota autoral se han dado la mano. Nombres como los de Satoshi Miki, Yoshihiro Nakamura y Kenji Uchida se han paseado por la ciudad italiana con mayor o menor suerte.
Las joyas del festival: New World vs The Gangster
Si el año pasado, Gangs of Wasseypur demostró que la cinematografía india está a la altura de cualquier otra (recordemos que su director Anurag Kashyap presentará sus dos últimas producciones en Cannes, y la actriz Vidya Balan formará parte del jurado internacional presidido por Steven Spielberg), este año tenemos dos dignos continuadores aunque provenientes de otras cinematografías. The Gangster, dirigida por el tailandés Kongiat Khomsiri (Slice, Art of the Devil 2), es la revisitación de un film capital para la industria tailandesa, Dang Bireley’s and the Young Gangsters (Nonzee Nimbitur). Los gangsters inundan la pantalla al ritmo de Elvis Presley y James Dean, ofreciendo una mirada nostálgica a la Tailandia de los años 50, donde los cuchillos y las navajas, dejan paso a las armas. Utilizando la violencia más explícita y mezclándola con el género documental (varias entrevistas irán definiendo a los protagonistas), el director nos habla de la lealtad, la amistad, la traición… es decir, de todas las claves que debe contener un film de género que hable de unos personajes legendarios.
La coreana New World tiene un espejo en El Padrino (su director afirmó en el encuentro con la prensa que había visto más de 100 veces la película de Coppola), y en Infernal Affairs (ese juego de infiltrados dentro de la banda mafiosa). Pero a pesar de las comparaciones, la película dirigida por Park Hoon-jung (guionista de Encontré al Diablo), tiene entidad propia. La descripción del mundo mafioso, las intrigas policiales, la violencia Made in Corea (esos bates de béisbol que sustituyen muchas veces a las pistolas), el guión milimétrico en su construcción de los personajes, hacen de New World una película a tener en cuenta entre las producidas en Corea el pasado año. Y con la posibilidad de que en un futuro no muy lejano, New World se convierta en una gran trilogía. De momento, la segunda parte está de camino.
Las grandes producciones que no defraudan: The Last Supper y Saving General Yang
Muchas expectativas habían despertado las dos últimas producciones de Lu Chuan (Ciudad de Vida y Muerte) y Ronny Yu (Fearless), y lo cierto es que no defraudaron. Lu Chuan hizo acto de presencia en Udine junto a su mujer, Qin Lan, la actriz protagonista de The Last Supper en una perfecta armonía: la actriz confesó que en el set de rodaje el que dirigía la situación era su marido, pero que en casa, la cosa cambiaba. El film chino es un preciosista drama histórico con connotaciones shakesperianas que bebe del cine de Kurosawa para hablarnos de la locura del poder que atenaza a Liu Bang, uno de los fundadores de la dinastía Han. Engaños y traiciones enla China Imperial, con una estructura narrativa desestructurada, que pasa del presente al pasado de forma anárquica, como el caos que filma. Impecable.
La clausura de Udine revisitaba un género y una historia que han sido plasmadas tanto en la pantalla grande como en la pequeña, desde la obra maestra de la Shaw Brothers, The Eight Diagram Pole Fighter a adaptaciones para la TV de los años 80. Ronny Yu nos brinda con Saving General Yang un wuxia épico, donde los siete hijos del General Yang deberán mostrar su heroicidad para poder regresar con su padre a casa después de que éste haya caído preso en una emboscada y se encuentre asediado por las fuerzas de Khitan. El rumor de la profecía: “Siete hijos marcharán en busca del padre, seis regresarán”, irá escuchándose a lo largo de un film que en pantalla grande se disfruta tanto como el mejor frico (queso cremoso) de la zona del friuli italiano.
El sello autoral también tiene su cabida en Udine
El FEFF apuesta por el cine comercial, pero nunca descuida el cine de autor. Varias son las propuestas que nos hemos encontrado este año. It’s Me It’s Me de Satoshi Miki fue la primera en saludar la pantalla del Auditorio italiano. El director, responsable de Adrift in Tokio, una de las grandes propuestas del 2006, no está en esta ocasión a la altura, con una historia que parte de una premisa interesante, pero que pronto se le escapa de las manos. Tomando como referente a Quiero ser John Malkovich de Spike Jonze, Miki encadena una historia en la que nuestro protagonista verá cómo se multiplica, llegando a perder la perspectiva de quién es el original y quién es la copia.
Mucho más acertada es Key of Life, de Kenji Uchida donde dos personajes (un actor que intenta desesperadamente suicidarse y un asesino a sueldo), intercambian sus papeles, después de que uno de ellos pierda el conocimiento en unos baños públicos. La historia se complicará cuando la vida empiece a sonreírle al asesino a sueldo en su nueva identidad y conozca a una joven empeñada en casarse (ya tiene la fecha elegida), a pesar de que todavía no ha encontrado al novio ideal. Humor negro, diálogos incisivos, para un film que explora la identidad y el sentido de la vida.
La presencia japonesa en Udine la completó Yoshihiro Nakamura (Golden Slumber), con See You Tomorrow, Everyone: la crónica de unos hechos reales acontecidos en un danchi: bloque de apartamentos construidos en Japón tras la guerra, que contaban con todos los servicios para vivir. Nakamura nos cuenta la historia de Satoru (interpretado por su actor fetiche, Hamada Gaku), un adolescente de 12 años que decide pasar el resto de su vida en estos apartamentos, sin tener la necesidad de explorar el mundo que existe más allá. Implacable con su temática, el film nos compone un personaje que a pesar de su limitación (su vida es el bloque de apartamentos donde vive), no vive esta limitación como tal (es capaz de enamorarse, seguir fiel a lo que quiere ser). Análisis de la felicidad y de cómo conseguirla en unos momentos en los que la crisis ética y financiera nos hace más vulnerables, See You Tomorrow, Everyone es uno de los grandes trabajos del director japonés.
Cuando el terror llama a la puerta
Lo decíamos hace unos días. El mayor terror que ofrece The Complex es cuando el espectador se da cuenta de las dos horas de sueño que le ha robado Hideo Nakata el martes 23 de Abril. Como curiosidad, comentar que el film del director de The Ring se filmó en las mismas localizaciones que See You Tomorrow, Everyone…, aunque aquí finalicen las comparaciones entre ambas películas. The Complex es un intento fallido de regresar a Dark Water: una joven se traslada junto a su familia a unos apartamentos. En su nueva residencia escucharán unos ruidos misteriosos procedentes del piso de al lado… Pero todo está muy visto y es demasiado previsible: los fantasmas, los muertos, los giros de la historia. No da para mucho más.
Por otro lado, sorprendió y mucho la tailandesa Countdown de Baz Poonpiriya. La historia gira entorno a un grupo de jóvenes tailandeses dados a la fiesta que están residiendo en Nueva York. A éstos no se les ocurre otra cosa que contactar con un traficante de drogas, Jesús, unas horas antes de que llegue el fin de año. Tras un arranque convencional, la llegada del Mesías al apartamento destapa la locura contenida en unos personajes que no son lo que aparentan, y que tendrán una entrada de año de lo más movidita. La película filipina Mariposa (Richard V. Somes) también parte de una premisa inquietante: el descenso a los infiernos de Manila de la joven Maya a la búsqueda del asesino de su hermana. Tráfico de jóvenes, de cuerpos, de rostros… Lástima que en el camino la propuesta tarde tanto en concretarse, y el pulso narrativo no esté a la altura de lo que cuenta.
Y también…
Muchas más películas han formado parte de la programación de Udine. Comedias alocadas y rompetaquillas como Lost in Thailand en la que Xu Zheng nos traslada a una ruta divertidísima por la Tailandia rural. Cine noir con toque autoral en Lethal Hostage, de Cheng Er, un director al que tendremos que seguir después de un inicio prometedor con este film que se ve como un conjunto de cajas chinas que se abren y que poco a poco nos explican las relaciones entre los personajes. Neo-western en la China ocupada por las tropas japonesas: An Inaccurate Memoir, o homenajes a la serie B de la mano del prestidigitador filipino Erik Matti en Tiktik: the Aswang Chronicles…
No me gustaría despedir este reportaje sin destacar, por un lado, el musical filipino I Do Bidoo Bidoo de Chris Martinez (el que fuera guionista de la notable The Woman in the Septik Tank). Con dos figuras del star system pinoy como son Eugene Domínguez y Zsa Zsa Padilla, el realizador compone un musical que hubiera servido de perfecto colofón al Phenemona Experience Rock que se celebró hace unos días en Barcelona. Amor, baile, tono totalmente desenfadado y muchas, muchas canciones, que nos alegraron una jornada del festival. Vimos la película a primera hora de la mañana, y todavía seguíamos cantando varias de las canciones del film durante nuestra frugal cena a las 12 de la madrugada.
Por último, la nostalgia que hoy sentimos en el aeropuerto Marco Polo, nos traslada a la sesión de Ip Man: The Final Fight. La película de Herman Yau, que pone fin a la saga del gran maestro de artes marciales, no es ni mucho menos la mejor de la trilogía. Anthony Wong no es Donnie Yen en la recreación de Ip Man. Pero la magia que esconde esta película tiene mucho que ver con la magia y la imperfección que tenían los films de Hong Kong que marcaron las décadas de los cincuenta y los sesenta. La película de Yau rinde homenaje a aquella época, y a unos personajes, como el que encarna Anthony Wong, que se han perdido en el tiempo…
Menos mal que aún nos queda el cine para recuperarlos. Y Udine para vivirlo una vez al año con ellos.
Un reportaje de Gloria Fernández y Enrique Garcelán (CineAsia)