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Blanka: una fábula sobre los niños de la calle de Manila

22/09/2016

En Foster Child, uno de los trabajos que ayudaron al director filipino Brillante Mendoza a dar el salto a occidente, una familia se encargaba de un niño huérfano hasta su inevitable separación cuando éste era adoptado por un rico extranjero. En Blanka la historia da un giro de 360 grados tomando por protagonista a una niña que sobrevive en las calles con un sueño: ahorrar lo suficiente para poder comprarse una madre. Este drama que se estrena hoy viernes 23 de septiembre en nuestros cines por European Dreams Factory, es cercano a la obra de Mendoza en contenido aunque desde luego no tanto en continente, y es que el tono casi lúdico de la película, sin importar que nos lleve por los barrios más empobrecidos de Manila, hace de esta una fábula de sentimientos cálidos más allá de mostrar las duras condiciones de vida de esa población infantil que se las tiene que arreglar en la indigencia, encontrando la esperanza en el lodazal.

blanka_05Nuestra protagonista es Blanka, una niña que quiere una vida normal, como la que ve en la televisión de una de las tiendas del barrio, donde sobrevive a base de pequeños robos. Su concepto de casa y familia van más allá de los cuatro cartones que le hacen de cobijo cada noche, y así su objetivo es conseguir el dinero suficiente como para comprar una madre que sustituya a la que la dejó en la calle años atrás: el tendero le dijo que por unos 30.000 pesos podría conseguir una, y esa es la cifra que tiene entre ceja y ceja. Su vida cambia cuando conoce a Peter, un músico callejero con el que descubre que tiene un talento innato para cantar. Ambos emprenderán un viaje que les llevará de barrio en barrio en busca de la felicidad y ese dinero que le puede proporcionar una madre, aunque la realidad les pondrá de vez en cuando las cosas cuesta arriba.

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El director japonés Kohki Hasei, con experiencia en el mundo del documental, rueda su primer film de ficción sin dejar de lado esa búsqueda de plasmar la realidad, especialmente en la primera parte del film, donde cámara en mano seguimos a la niña protagonista en su rutina diaria, intentando conseguir algo de dinero y comida. Hasei, que lleva más de diez años visitando los slums de Manila, charlando y grabando a los niños que sobreviven como pueden en los vertederos de la ciudad, explora temas como la búsqueda de la felicidad, la familia, o incluso el sentimiento de “casa” que pueden desarrollar esos críos cuya infancia se desarrolla por obligación en la más estricta indigencia, buscando el lado más esperanzador con una cierta inocencia, alejándose voluntariamente del lado más miserabilista de este tipo de dramas que suelen llegar del sudeste asiático hasta occidente.

blanka_cartelLas actuaciones del film seguramente no son el punto fuerte de la película a pesar de su indudable autenticidad, y es que hay que tener en cuenta que el reparto está formado casi íntegramente por niños que en la vida real sobreviven en la calle, así como el músico ciego que interpreta a Peter; el director había conocido a la mayoría de ellos en visitas previas al rodaje y cuando quiso comenzar la producción no había manera de encontrarles en la ciudad. Algo parecido le pasó con la protagonista Cydel Gabutero, una chica a la que uno de los asistentes del director descubrió a través de Youtube, donde es una auténtica sensación gracias a su voz; cuando el director quiso contactar para ofrecerle el papel, escrito con ella en mente, la familia de la niña había cambiado de residencia. Por suerte a falta de dos semanas para comenzar el rodaje previsto, pudieron dar con ella, y sin duda valió la pena el esfuerzo ya que la niña lleva todo el peso de la película.

Blanka intenta, y consigue, aportar un rayo de luz y energía positiva a una temática que por su propia naturaleza no podía más que mostrar la parte más triste de la realidad, y lo hace sin moralinas ni discursos. Quizás la mirada de un extranjero fuera el elemento necesario para conseguir proporcionar otro enfoque a una situación que no por ello deja de ser una auténtica tragedia de la humanidad. Como mínimo, esta es una propuesta más que refrescante.

Una crítica de Victor Muñoz (CineAsia)

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