País: Hong Kong-USA. Año: 2014. Director: Andrew Lau, Andrew Loo. Intérpretes: Justin Chon, Kevin Wu, Ray Liotta, Billy Magnussen, Eugenia Yuan. Género: Drama/Acción. Duración: 94 mins.
Más tarde o más temprano Martin Scorsese tenía que empezar a devolverle el favor a aquéllos a los que copió para conseguir el único Oscar que a día de hoy posee como mejor director. Nos referimos, por supuesto, a Infiltrados (2006). Sigue resultando doloroso que se haya hablado tan poco de su fuente de inspiración: Infernal Affairs (2002), de Alan Mak y Andrew Lau, que recaudó la friolera de 50 millones de dólares en Hong Kong y dio pie a dos secuelas. Ahora el director de obras maestras como Uno de los nuestros o Taxi Driver aporta dólares a una historia desaliñada y sin personalidad en la que el talento de Andrew Lau parece brillar por su ausencia. El privilegio de la trama, atmósfera y diseño de personajes, que son consideradas marca de la casa del cineasta, palidecen en pos de una sucesión de tiroteos y escenas de hiperviolencia gratuitamente sórdidas que sumen al espectador en un mar de confusión. Aquí se trata tan sólo de un ejercicio de marketing descarado para poder mover la película tanto en el mercado asiático como en el americano.
Pero aunque pueda ser algo totalmente lícito, no se puede subestimar la inteligencia de quien paga la entrada, y Revenge of the Green Dragons no pasa de ser una sarta de diálogos de hojalata (“Hay una tormenta que se acerca y no existe un paraguas tan grande para que la ciudad no se moje”) y actuaciones mediocres (con especial atención al descalabro de un actor emergente como Justin Chon, secundario de la saga Crepúsculo, y otro más veterano como Ray Liotta, quien se tiene que preguntar cómo demonios ha acabado en un proyecto de tan baja estofa).
Lo mejor: La puesta en escena de las diferentes bandas que luchan por el poder en el Chinatown.
Lo peor: Se esperaba mucho más del talentoso binomio Andrew Lau (dirección) y Martin Scorsese (producción).
Por Francisco Nieto
País: Corea del Sur. Año: 2014. Directores: Ryoo Seung-wan, Han Ji-seung, Kim Tae-yong. Intérpretes: David Lee, Park Jung-min, Son Soo-hyun, Kim Dong-young, Park Ki-woong, Nam Gyu-ri, Kim Soo-ahn, Park Mi-hyun . Género: thriller. Duración: 117 mins.
Las llamadas ‘películas omnibus’, esas que se conforman a partir de varios pequeños films (de corto o medio metraje) sin conexión narrativa entre sí (aunque habitualmente unidos por un ‘tema’), desprenden por lo general un cierto tufo a operación de marketing, a producto prefabricado y oportunista.
En el caso que nos ocupa esto parece aún más así por el hecho de que la excusa para reunir a tres dispares cineastas como son Ryoo Seung-wan (conocido por sus películas de acción festiva, como Arahan o Dachimawa Lee, o últimamente más trágica, como en The Unjust o The Berlin File), Han Ji-seung (cuyo último éxito es la comedia romántica de 2007 Venus & Mars) y Kim Tae-yong (que se hizo un nombre con el cine de terror –Memento Mori– pero luego se ha dedicado al drama –Family Ties-… y a los fragmentos de películas omnibus), haya sido experimentar con la tecnología 3D.
Por lo demás, sus narraciones tienen poco que ver. Ryoo (que dirige el primer episodio, titulado ‘Ghost’) se basa en un caso real para hablarnos de jóvenes alienados en/por la tecnología, que sin darse cuenta cruzan la línea de la locura y cometen un asesinato. Han, por su parte, en el fragmento ‘Saw You’, aborda un melodrama… zombi, en que una joven no-muerta que vive con normalidad entre los vivos gracias a una vacuna, es explotada en una fábrica junto a sus congéneres. Finalmente, el film de Kim (‘Picnic’) opta por el drama de una niña cuyo hermano autista supone una carga para ella y su madre soltera.
El orden de los fragmentos no podía ser más acertado, pues de esta manera la película empieza y termina de la mejor forma, con el absorbente e impactante trabajo de Ryoo Seung-wan, cuya puesta en imágenes de las nuevas formas de (no) comunicación social puede hacer palidecer a Jason Reitman, y con la afinada y rica en matices historia de las guionistas Andrea Yoon y Min Ye-ji, narrada con expresivas imágenes (que buscan aprovechar las potencialidades estereoscópicas) por Kim Tae-yong. La parte central no es desdeñable, pero su baja intensidad desentona.
Lo mejor: Hay tres opciones para quedar satisfecho.
Lo peor: Que se valore el film como una unidad cuando en realidad son tres.
Por Jordi Codó