De nuestro colaborador Francisco Nieto
Año: 2010
País: Hong Kong
Director: Benny Chan
Duración:110 m .
Duración:
Género: Thriller/Acción
Protagonistas: Aaron Kwok, Shu Qi, Zhang Yinchu
Jacky Wu, Collin Chou, Fanny Chu.
Protagonistas: Aaron Kwok, Shu Qi, Zhang Yinchu
Jacky Wu, Collin Chou, Fanny Chu.
Las películas dirigidas por Benny Chan no engañan a nadie: acción a raudales, ritmo trepidante, espectacularidad visual, guiones menos profundos que una piscina infantil… New Police Story, Connected, Divergence o Invisible Target son films cuya única intención es entretener sin tenernos que romper demasiado la cabeza. Para Chan, cualquier pausa en el metraje es pura entelequia y a una escena de persecuciones le sigue otra de artes marciales, y así sucesivamente. Ahora flirtea con el terreno de la ciencia ficción en City under Siege (algo así como ‘ciudad sitiada’), la historia de unos feriantes quienes, en su búsqueda de un tesoro, entran en contacto con unos productos radiactivos abandonados por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial que les confiere unos superpoderes y los convierte en mutantes. Como si de unos X-Men orientales se tratara, enseguida se posicionarán los que quieren hacer el mal, con efectos devastadores para los pobres ciudadanos de a pie, y nuestro héroe, Sunny, al que da vida un inexpresivo Aaron Kwok (quien ya trabajó con Benny Chan en Divergence). A partir de ahí el desparrame se hace evidente, con una sucesión de escenas acrobáticas salpicadas por un par de relaciones sentimentales de vuelo corto: las que mantiene nuestro héroe con la siempre tremenda Shu Qi, que aquí da vida a una intrépida periodista, y la de dos detectives locales expertos en casos sobrenaturales uno de los cuales es Jacky Wo, una de las promesas más firmes en cuanto a cine de artes marciales se refiere.
En definitiva, un divertimento para engullir palomitas a tutiplén con escenas de acción muy conseguidas (el tramo final que tiene lugar en la autopista es desopilante) aunque en ocasiones el cartón piedra y el exceso de uso de las cuerdas conviertan a los actores en simples marionetas.
Lo mejor: Su ritmo trepidante.Lo peor: La debilidad manifiesta de un guión que hace aguas por los cuatro costados.