Con más de sesenta films en su haber el cineasta Kiyoshi Kurosawa que se dio a conocer internacionalmente con el thriller de terror Cure (1997), siempre ha buscado analizar la condición humana y su lado más oscuro. Ya sea a través del horror distópico del fin del mundo que podría emparentarse con la pandemia de la COVID en Kairo (2001), a la dualidad entre el bien y el mal de Doppelganger (2003). Ni siquiera la extraordinaria Tokyo Sonata (2008), un drama familiar, es inhume a la destrucción de la sociedad a través de sus propios miembros.
En Cloud (2024) su último trabajo presentado en el Festival de cine de Toronto y en la pasada edición del Festival de cine de Sitges, en la sección Órbita, Kurosawa sigue indagando en la condición humana y la ‘nube’ de resentimiento que se encuentra alrededor de cada persona. En la red, o en la vida real, la violencia opera dentro de cada uno de nosotros.
La red social y la ‘nube’ que la acompaña
Yosshi (papel que recae en Masaki Suda que pone la voz a la garza en El chico y la garza) es un trabajador ejemplar. Está empleado en una fábrica de planchado. Pero esta es su tapadera. Conocedor de los secretos de la red a la hora de revender productos, se toma su tiempo libre para tratar de convencer a la gente con sus aparentes ‘gangas’. Unido sentimentalmente a Akkiko (Kotone Furukawa, vista en La ruleta de la fortuna y la fantasía), una joven atraída por el dinero y la facilidad por gastarlo, la pareja se establece en una casa en el campo. Poco a poco, se irán produciendo extraños fenómenos que alteran la normalidad de la pareja. La red que tanto ha sonreído a Yosshi está a punto de cambiar. La ‘nube’ está a punto de descargar una tormenta.
Kurosawa no se caracteriza por presentarnos personajes planos, sino que la complejidad de algunos puede sacar de los nervios al espectador. La pregunta que ha de hacerse para empezar a entenderlos es: ¿Qué anhela la sociedad a la hora de conseguir más y más dinero? ¿Por qué el dinero fácil llama más la atención que una lenta carrera en una empresa? Son cuestiones que nos irán respondiendo los protagonistas de Cloud: jóvenes que buscan dinero como si el mundo estuviera a punto de acabar, algunos de ellos corroídos por la envidia de no ser tan buenos a la hora de ganarlo; o personajes adultos con una vida familiar sin sentido, o que buscan venganza, sin más.
La pandemia y el individualismo
Si antes de la pandemia de la COVID se vivía en un mundo comunitario, en el que la colaboración era una de las herramientas clave del sistema, hoy en día, prima el salvarse uno mismo, el individualismo. Son reflexiones que nos dejan los personajes que visitan las películas de Kurosawa y que dan vida a Cloud. Yosshi, puede vivir sólo o acompañado, aunque en un momento crea que es posible la vida en pareja y desee formarla con Akkiko, aunque ésta guarde un secreto que es mejor no desvelar. Incluso Yoshiyoshi Arakawa (un actor amable, bonachón al que conocemos desde la divertida Survive Stile 5+), jefe ‘aparentemente’ normal de la empresa donde trabaja Yosshi es un ejemplo de que algo falla en la sociedad en la que vivimos.
Desde sus primeras películas Kiyoshi Kurosawa ya apuntaba a un mundo en el que la sociedad estaba marcada. En Cloud ya no es sólo el hombre, también es su entorno, las redes sociales, la falta de comunicación, el capitalismo sin sentido.
Una frase para finalizar
Cloud ha sido la película elegida por Japón para competir en la carrera de los Oscar. Preguntado el director por el estado actual del cine japonés este respondía: ‘La edad dorada del cine japonés es irrepetible. En el mercado actual se producen entre 500-600 películas al año.’
La ‘nube’ y el hiper capitalismo también ha llegado al séptimo arte japonés. Aunque no hay que perder la esperanza.
Una crítica de Enrique Garcelán (CineAsia)