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Crónica FEFF26: Un panorama perfecto del cine asiático actual

15/05/2024

El Far East Film Festival de Udine es una cita obligada para los amantes del cine asiático. Se trata de un festival de cine “pequeño” pero con mucho encanto, que siempre ofrece un panorama fantástico del cine asiático actual y capaz de atraer a invitados de primer nivel. En este sentido, el gran protagonista de la edición de este año ha sido Zhang Yimou, receptor del premio Golden Mulberry por su destacada carrera. Además de recibir el premio, presentó Under the Light (2023), su último trabajo, y una restauración en 4K de una de sus obras maestras: La linterna roja (1991).

Un total de 79 películas de 12 países asiáticos diferentes se han proyectado en la vigésimo sexta edición. En esta crónica, hablaremos de lo más destacado que vimos y lo haremos a través de las cuatro principales cinematografías asiáticas y la región del sudeste asiático.

Japón: cine de todo tipo

La selección japonesa de este año llegaba de lo más variada: desde la distopía al drama, pasando por las artes marciales y el jidaigeki. Una de las cintas japonesas más esperadas de este festival era, justamente, de este último género. Estamos hablando de la premier mundial de Bushidô, último trabajo de Kazuya Shiraishi (Una lección criminal), un particular (y excelente) filme de samuráis (o jidaigeki) que deja, en parte, de lado las espadas para usar el juego del go como eje central. En un registro totalmente distinto encontramos Voice, el último trabajo de Yukiko Mishima (Bread of Happiness), un título que esperábamos con ganas y aun así fue capaz de superar las expectativas. A través de tres historias, la directora nos cuenta tres perspectivas sobre casos de agresión sexual, un tema personal para ella y que trata con una increíble sensibilidad.

Entre el resto de propuestas nos encontramos con sorpresas mayormente positivas, destacando a Gold Boy, un entretenido juego de astucia entre dos psicópatas o missing (no confundir con la también sobresaliente Missing de Shinzô Katayama), un crudo drama sobre la desaparición de una niña y el rol de las redes sociales y los medios en la culpabilización injusta a los padres. Y, por último, mencionar una pequeña joya de bajo presupuesto como Motion Picture: Choke, una especie de distopía con mucho encanto e ideas muy interesantes en la que el ser humano ha vuelto a un estado primitivo en el que carece del lenguaje.

China: maestros de la acción y la comedia

Más allá del ya mencionado Zhang Yimou, este año la cinematografía china tenía a un claro protagonista en Udine: un Herman Yau en estado de gracia que presentaba hasta tres películas, incluyendo Custom’s Frontline, película de clausura. El director hongkonés nos deja algunas de las secuencias de acción más sobrecogedoras del año en Raid on the Lethal Zone, un entretenido mix entre cine de catástrofes y thriller criminal; y unas grandes coreografías en Moscow Mission, cinta basada en hechos reales y con un gran reparto capitaneado por Andy Lau.

Éste último es también el protagonista absoluto de The Movie Emperor, una sátira dirigida por Ning Hao (Crazy Stone o No Man’s Land) en la que Dany Lau, un actor venido a menos y obsesionado con su imagen intentará hacer resurgir su carrera de cualquier forma necesaria. También en el terreno de la comedia, pudimos ver Wonder Family, una hilarante comedia sobre una heterodoxa familia china con superpoderes, y Dislocation, una sátira de ciencia ficción del año 1986 en la que un brillante ingeniero se fabrica un clon con tal de evitar lidiar con la burocracia china.

Sudeste Asiático: el terror y la acción siguen fuertes

El cine del sudeste asiático sigue en auge, con la proliferación de un cine de género de una calidad cada vez mayor. El cine de terror indonesio es cada vez más reconocido y con razones de peso gracias a los éxitos que han firmado Joko Anwar y Timo Thajantoh en los últimos años. Así pues, se trata de un género que no podía faltar en Udine y la representante indonesia en este terreno fue The Train of Death, una cinta de terror en la que un viaje en tren empezará a torcerse al atravesar el primero de los cinco túneles que tendrá que cruzar en su largo trayecto. Algunas secuencias muy potentes y un mensaje crítico con la destrucción medioambiental compensan problemas de ritmo y una trama un tanto previsible. Igualmente, es un filme disfrutable y entretenido. Death Whisperer, la otra muestra de terror del sudeste asiático (en este caso tailandesa) que se proyectó, resulta un ejemplo de folk horror muy sólido, cocinado a fuego lento y sin imágenes demasiado sangrientas o explícitas, pero muy efectivas, además de algunas escenas escalofriantes.

Regresando a Indonesia, otro de los géneros por los que se conoce al país es la acción. En este sentido, tiene mucho la culpa el éxito que supuso The Raid hace ya más de 10 años. 13 Bombs no busca la espectacularidad de la acción de Gareth Evans, sino que intenta encontrar un realismo que encaje con el tema que está tratando: una organización terrorista amenaza con hacer explotar un total de trece bombas, una cada 8 horas. Aunque la acción, mayormente realizada con efectos prácticos, es destacable, lo más interesante de 13 Bombs es la ‘complejización’ que se realiza de los distintos bandos en el conflicto. Nadie es del todo bueno, ni del todo malo.

Corea del Sur: dos propuestas que dan escalofríos

De Corea del Sur teníamos una película marcada en rojo y como absolutamente imperdible: Exhuma. Pudimos verla junto a su director, Jang Jae-hyun, que salió ovacionado al final de la proyección y solo diremos que se trata de una de las mejores películas de terror del año y de las mejores películas que pudimos ver en Udine. Cuenta con reparto de lujo encabezado por Choi Min-sik, una muy buena dirección y además de ser un escalofriante ejercicio de terror, es también un interesante comentario sobre la historia de Corea del Sur.

También fue escalofriante, en un sentido totalmente distinto, pero no negativo, la proyección de otra película coreana, el drama A Normal Family, una adaptación de la novela La cena de Herman Koch y que dirige Heo Jin-ho. El espectador se ve enfrentado a un dilema moral de lo más profundo y aterrador: ¿qué harías cómo padre si tu hijo comete una atrocidad? La película funciona muy bien en su vertiente de tensión dramática, pero no tanto en su (quizás escasa) reflexión sobre las posibles causas sociales y familiares del suceso.

Hong Kong: disparos, robos, estrellas y pesadillas

Hong Kong siempre ha sido uno de los grandes protagonistas del Far East Film Festival y la selección de este año es una prueba de que el cine hongkonés sigue produciendo películas muy interesantes. Andy Lau y Tony Leung repiten su pareja protagonista de Infernal Affairs, aunque con los roles invertidos, en The Goldfinger, thrillercriminal inspirado en la vida del empresario George Tan. Una buena dirección de Felix Chong y un apartado técnico impecable se suman a unas interpretaciones sobresalientes, unos ingredientes que le han permitido a la película convertirse en una de las grandes triunfadoras de los Hong Kong Film Awards de este año con un total de seis premios.

Otro thriller criminal hongkonés que pudimos ver fue Rob N Roll, película con un tono mucho menos épico y más cercano a la comedia. Un Aaron Kwok sin miedo al ridículo brilla especialmente en el papel de un histriónico ladrón con un código ético, que se verá envuelto en una trama llena de historias que se cruzan de formas absurdas y con el único punto en común de que están cometiendo algún tipo de ilegalidad. Además de la comedia, el filme también destaca por su buena acción y por unos personajes que acaban calando en el espectador. Por último, terminar mencionando la películaPeg O’ My Heart, una cinta de terror que llega de la mano de Nick Cheung y que, aunque tenga problemas de ritmo, tiene algunas secuencias destacables y un cameo sorpresa por parte de uno de los actores protagonistas de esta edición del festival.

Y ya solo nos queda decir que arriverderci, Udine, nos volveremos a encontrar el año que viene.

Por Josep Santcristòfol

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