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DA 7: Diario del acreditado novato que aprendió hasta del gato. Día 7

11/05/2011

Aunque en este diario nos estamos centrando casi exclusivamente en comentar los films proyectados en las distintas secciones del Festival (Direcciones, Asias, Promesas del este y Autoría catalana) existen una retrospectiva y una cuarta pantalla que también merecen un espacio dada su importancia en el marco general del evento. En este su primer año de vida el D´A recupera mediante un sugerente homenaje a su extensa filmografía la figura del director canadiense de culto Guy Maddin. El realizador, descendiente de islandeses pero que tiene fijada su residencia en Winnipeg, Manitoba (y a la que ha dedicado una de su últimas obras, que precisamente lleva por título My Winnipeg), es un inédito en nuestras pantallas. Ni tan siquiera una de sus películas ha tenido la suerte de ser estrenada durante su ya dilatada carrera en nuestra cartelera. Que no es un cineasta para todos los gustos salta a la vista, con propuestas tan difíciles de catalogar como de analizar, pero de ahí a que no hayamos tenido la oportunidad de ver films que han sido premiados en festivales de prestigio como el Sitges-Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya (donde ganó el premio a mejor película en su edición de 2002 con Dracula: Pages from a Virgin’s Diary) parece algo un poco más grave. Hay que felicitar una vez más al Festival de Cinema d’Autor (y también a la Filmoteca de Catalunya, que ha ayudado lo suyo a que esta retrospectiva haya supuesto una realidad) por dar voz a artistas que normalmente no disponen de ella para expresarse. El ciclo que se le dedica es espectacular: ocho largometrajes, tres programas de cortometrajes, un mediometraje y un documental sobre la personalidad y la forma de trabajar del director. Aún se pueden ver tanto en la Filmoteca como en los cines Aribau films como el citado My Winnipeg, Archangel o The Saddest Music in the World. Una buena oportunidad, sino la única, de conocer la trayectoria de un realizador fascinante y necesario.

Por otra parte, y con la inestimable colaboración del portal de cine online Filmin, el D’A ofrece la oportunidad de poder visionar por un módico precio y sin movernos de casa algunas películas relacionadas de una u otra manera con el certamen. Las primeras obras de Aaron Katz (cine indie americano del bueno); el éxito de Sion Sono Love exposure (con sus cuatro horas de alucinante metraje); la celebrada Wendy and Lucy de Kelly Reichardt; la primera y multipremiada película de Cristi Puiu La Muerte del Sr. Lazarescu o el estreno exclusivo de la premiada en Sitges y Cannes Kinnatay de Brillante Mendoza, se pueden disfrutar por unos precios que oscilan entre los dos y tres euros.

Vayamos a lo que ha dado la jornada de sí en este jueves en el que ya se empieza a vislumbrar en el horizonte lo que ningún aficionado al buen cine desea, que se acabe el Festival. Aunque tu cuerpo te va avisando paulatinamente de lo contrario por el cansancio físico acumulado, no quieres que llegue el momento de las despedidas. Luego llegas a casa y te das cuenta de que aún quedan 365 días para volver a vivir las mismas sensaciones, y eso es mucho tiempo. Pero dejemos la anticipación apartada y hablemos de los dos auténticos mazazos a los que he tenido el gusto de asistir. Hoy el cine latinoamericano ha cobrado una importancia relevante con la proyección de tres títulos indispensables: la ya comentada en días anteriores El Hombre de al Lado de Mariano Cohn y Gastón Duprat; la también argentina Por tu Culpa de Anahí Berneri, y la chilena Post Mortem de Pablo Larraín. Estas dos últimas han constituido mi menú cinematográfico de hoy, y sólo puedo decir que he salido del cine con una depresión de caballo. Tanto una como la otra son dos films opacos, irrespirables, difíciles de digerir. Aunque no tienen nada que ver entre ellos, la injusticia que se vive en la primera y lo malsano que se respira en la segunda te van oprimiendo en el asiento hasta que te sientes agobiado. De todas formas vaya por delante que ambas me han gustado mucho, y es que no sólo se puede ir al cine a pasárselo bien, también puedes deleitarte sintiendo sensaciones contrapuestas.

A Anahí Berneri la descubrí en Encarnación, un film en el que una actriz venida a menos soportaba la progresiva pérdida de oportunidades en un mundo en el que la edad no perdona. A la directora bonaerense le encanta mostrar historias de mujeres fuertes y de carácter que se enfrentan con tesón y un punto de mala suerte a los avatares que el destino les tiene preparado. La protagonista de Por tu Culpa es una fémina todoterreno: tiene que bregar con dos auténticas fieras de hijos mientras realiza las labores domésticas e incluso dedicarse a su labor profesional. Tanta tensión almacenada le produce una pequeña pérdida de control que se traduce en un desborde en el que uno de sus hijos se golpea y ha de ser trasladado al hospital. A partir de ahí las convenciones machistas (en la figura de un marido ausente que no le perdona su despiste y un médico que acribilla a la sufrida madre con preguntas avasalladoras) subrayarán el sentido pesadillesco que envuelve el conjunto. La cámara se pega a los actores y el instinto maternal es puesto en duda mediante una sucesión permanente de primeros planos. La mujer siempre está puesta en un rol de invisibilidad ante la resolución de una situación límite. ¡Qué gran interpretación de Erica Rivas! (a quien pudimos ver recientemente en Tetro).
En cuanto al film de Pablo Larraín, también había tenido la ocasión de visionar su anterior trabajo, Tony Manero, por supuesto inédito en nuestro país, y tengo que decir que es uno de mis directores latinoamericanos preferidos. Post Mortem nos relata una trágica historia de amor entre el grisáceo empleado de una morgue y una bailarina de cabaret ambientada en el golpe militar de 1973 que derrocó a Salvador Allende. La película rezuma momentos sombríos y lúgubres. Hay una escena en la que el protagonista va arrastrando en un carro por los pasillos del hospital los cuerpos de los manifestantes asesinados a sangre fría por el ejército que es brutal. Pasas un rato horrible, pero qué bueno e inteligente es Larraín para meternos de cabeza en un contexto nefasto mediante una magnífica ambientación (el trabajo de diseño de producción es excelente). Las imágenes son potentes y están muy bien compuestas, mientras que los diálogos son tan incisivos y cortantes que se pueden seccionar con el mismo escarpelo utilizado para realizar la autopsia de los cadáveres. Un auténtico goce.
Y para mañana el Festival nos tiene reservado dos de sus promesas del este más esperadas: la rusa How I Ended this Summer de Alexei Popogrebski, y la rumana Morgen de Marian Crisan, además del segundo pase de Outrage de Takeshi Kitano.
Bona nit!
Francisco Nieto
CineAsia
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