Ficha técnica: Director: Abhinay Deo País: India Año: 2011 Con: Imran Khan, Vir Das, Kunaal Roy Kapur, Poorna, Jagannathan, Shenaz Treasurywala Género: Comedia / Musical Duración: 102 min.
A pesar de tratarse de una producción totalmente india, Delhi Belly es fruto de un diálogo conceptual entre la industria de Hollywood (su guionista, y alma mater del proyecto, Akshat Verma, vive instalado en Los Ángeles) y la de Bollywood, puesto que los ingredientes locales (situaciones y escenarios; chistes; estrellas de la pantalla, como Imran Khan; y algún que otro número musical) se cocinan a partir de la receta (ajena) de la comedia adolescente norteamericana. La fórmula ha sido un éxito, pues esta historia sobre las patéticas vidas de varios jóvenes, envueltos accidentalmente con la mafia por la posesión de unos diamantes, ha arrasado en la taquilla de la India, y dada su contención (para los estándares bollywoodienses) podría muy bien hacerlo en los mercados internacionales si éstos no fueran tan reacios a lo exótico.
Las comedias acostumbran a viajar mal por estar muy vinculadas a patrones culturales que dificultan su comprensión. Por eso, lo primero que llama la atención de Delhi Belly es que te ríes mucho con ella (o sea, que su humor se entiende). La clave está en su apuesta por una modernidad globalizada que conecta con los jóvenes urbanos del mundo, quienes se verán identificados, grosso modo, con la situación de los protagonistas: el andrajoso piso de estudiantes, el trabajo precario, las inestables relaciones amorosas, los sueños rotos de adolescencia, los deseos de libertad… El buen nivel técnico del film, la sal gruesa, la acción y el humor físico hacen el resto.
El espíritu (o la voluntad) transnacional del film se concreta también formalmente con la adopción de los códigos narrativos de la comedia de enredos. En esta vertiente cómica es donde halla sus mejores momentos: aunque el planteamiento argumental sea algo trillado, el ritmo de los gags se dosifica bien, la información está convenientemente ocultada a los personajes y revelada al espectador, las situaciones son ingeniosas y los actores dan el pego. Sin embargo, cuando a ratos la trama se orienta hacia el drama de madurez la cosa hace aguas, pues se le agotan las ideas, no pasa del tópico y los personajes quedan sin perfilar. Tampoco triunfa en su (tímida) voluntad subversiva. A pesar de la escatología (también presente como materia de humor) y del ataque a ciertas situaciones familiares y laborales que pretenden someter al individuo, Delhi Belly no es lo gamberra que quiere (hacer) creer, entre otras cosas porque se pliega a desarrollos narrativos convencionales y previsibles conclusiones morales. Sólo la redimen algunos apuntes de ironía, como el de convertir una ridícula canción pop en la chispa del amor de dos de los protagonistas, ¡y hacernos bailar con ella! Evasión asegurada.
Lo mejor: Su buen oficio y comicidad.
Lo peor: Le falta espesor o le sobran intenciones.
Por nuestro colaborador Jordi Codó