Algunos pensarán que la cosa fue fruto de la casualidad, otros que el destino tuvo algo que ver en ello, incluso, los religiosos lo verán como un presagio procedente del más allá. Los hechos son los siguientes: el sol ha presidido los cinco días que llevo en la Isla, y justamente el día en el que se programa el film de Mira Nair, La Boda del Monzón, el tiempo vira de forma insospechada y nos regala una de esas tormentas que le quita el hipo a cualquiera.
Fuerzas del destino o pura casualidad, lo cierto es que agradecí meter el paraguas en la maleta… una decisión de última hora (en Sitges siempre lo dejo fuera y, evidentemente, siempre acabo comprando uno) que me valió llegar a la proyección algo menos mojado de lo que habría llegado sin él. El Monzón había llegado a la Habana. Y como se sabe, el Monzón es presagio de cambios…
El primero no tardó en llegar. Ayer me enteraba de la triste noticia de la destitución del director de cine del Festival de Cine de Gijón (una noticia así, y a tantos kilómetros de distancia te afecta aún más). Nunca entenderé que los cambios políticos exijan cambios en otras estructuras (las culturales, por ejemplo), cuando las cosas funcionan. He de decir que la tristeza me embargó profundamente… “Malos tiempos para la lírica…” pensé. Poco sabía yo que el destino… sí. El destino de nuevo, me tenía preparada una nueva sorpresa.
A las 5 de la tarde suelo pasarme por el auditorio Glauber Rocha para dejar la película que se proyectará por la noche. Allí converso con Jorge (el técnico que se encarga de la sala, un hombre realmente encantador). En ese momento se estaba impartiendo un taller en el auditorio. Me paré a verlo. “Es una clase de dirección, me comentó Jorge, se imparte a partir de segundo curso. En primero, los alumnos pasan por todas las disciplinas, y en segundo hacen la elección”. En la clase el profesor (uno de los grandes de la dirección americana) comentaba con los alumnos las prácticas de movimiento de cámara que habían realizado. Tras quince minutos de ver aquella clase la tristeza desapareció. Siempre quedan oasis en el que el cine, la cultura y la formación se aprecian y se valoran. Deseé por unos instantes que a Esperanza Aguirre le hubiera interesado la cultura la décima parte que a cualquiera de los alumnos que había en aquella sala. Sonreí. Quedan oasis culturales y la EICTV de Cuba es uno de ellos.
‘El Monzón’ de Mira Nair no atrajo a un gran número de alumnos a su cita de las 9 de la noche. Éramos unas 15 personas en clase. Aunque después de conocer el horario de los estudiantes, uno entiende perfectamente que al final tengan que elegir. Muchos alumnos pueden llegar a ver 5 películas diarias (de diferentes nacionalidades), además de asistir a los talleres que se imparten en ese momento, y preparar sus prácticas. En este momento los alumnos de primer curso están en pleno taller de televisión: divididos en grupos han de ser capaces de dar vida a un proyecto televisivo y a sentir el estrés del medio en el que están trabajando. Aún y así, la cita con el cine realizado por los ‘indian non resident’ (Mira Nair, Deepa Metha o Gurinder Chada) fue muy enriquecedora tanto para alumnos como para profesor.
Una última noticia antes de despedirme (ya sabéis, Fidel me espera). Esta madrugada (horario local), mientras el Monzón seguía afuera, un mensaje volaba procedente de España. Atención a todos los mangakas seguidores de Go Nagai… (Mazinger… puños fuera). El autor es la estrella invitada por el Salón del Cómic de Barcelona. No daba crédito.
¡Viva el Monzón….!