Hablemos del largometraje de animación que representará a Pakistán en los Premios Oscar 2025.
Las vidas de Vincent y su padre Tomas, quienes dirigen el mejor taller de vidrio de la ciudad costera de Waterfront, se ven afectadas por una inminente guerra en la que no quieren tomar parte. La llegada a la ciudad de un coronel del ejército y su joven y talentosa hija violinista, Alliz, sacude su realidad y pone a prueba la relación entre padre e hijo. El amor que surge entre Vincent y Alliz se ve desafiado constantemente por las opiniones opuestas de sus padres. ¿Podrá prevalecer el arte en una época en la que el patriotismo y la posición social se consideran más importantes que el libre pensamiento y las actividades artísticas?
Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy 2024, la película ha recorrido diversos festivales internacionales, incluyendo la Sección Anima’t del Festival de Sitges y el programa Seminci Joven de la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Además, su director, Usman Riaz, la presentó durante el Día de la Animación de la Comunidad de Madrid celebrado del 20 al 23 de octubre.
Diez años de mucho esfuerzo y dedicación para realizar la primera película de animación dibujada a mano de Pakistán
Usman ha dedicado un tercio de su vida a este proyecto, que no solo representa un importante logro personal, sino también una valiosa contribución al mundo de la animación, especialmente en Pakistán. Según cuenta en varias entrevistas, más allá de unos cuantos estudios independientes sin muchos recursos, la animación no existía en Pakistán cuando él era un niño. En aquel entonces, fascinado por las primeras obras de Walt Disney, descubrió en el dibujo una vía de escape y una forma de plasmar su imaginación. Es por eso que, a pesar del esfuerzo y el tiempo que requiere, quiso realizar esta película con la técnica de animación dibujada a mano porque se siente muy familiarizado con ella.
Desde una perspectiva técnica y estética, la influencia de la animación japonesa es bastante evidente en El artista del cristal. Además, parece que el enfoque no está puesto en la fluidez de los movimientos, sino más bien en la expresividad de las poses y los rostros de los personajes.
“Para ser un artista uno debe crear, porque sin arte ni música, ¿qué nos queda en este mundo de guerra y conflicto?”
El director explica que los dos personajes protagonistas representan dos facetas artísticas con las que se siente profundamente identificado. Vincent refleja su lado más artesanal como dibujante y animador, mientras que Alliz explora su conexión con el mundo de la música, concretamente la música clásica, al que también perteneció años atrás. Las conversaciones que ellos dos mantienen sobre lo que significa ser un artista, son las mismas que tiene él consigo mismo. Pero lo más llamativo no es el debate en sí, sino el contexto bélico en el que tiene lugar. ¿Qué tan importante es el futuro o el significado del arte en una situación de incerteza como esa?
En este escenario de guerra y conflicto, se plantean también preguntas fundamentales sobre la empatía, el amor, la familia, el trabajo y los valores personales. Podemos estar más o menos de acuerdo con las decisiones que toman los personajes a lo largo de la historia (como, por ejemplo, que Tomas no deje que Vincent asista a la escuela con otros niños), pero está claro que tanto los adultos como los niños, nos invitan a reflexionar.
Esto me lleva a pensar en ese elemento fantástico que aparece en varias ocasiones y que cobra protagonismo al final de la película. Estoy de acuerdo con el director en que le añade algo de complejidad a la historia y que lo más interesante son las múltiples interpretaciones que podemos hacer sobre estos espíritus nacidos del fuego llamados “Djin”.
Pierde la oportunidad de mostrar más de esa riqueza cultural única que podría haberla hecho aún más auténtica y memorable
A pesar de todos sus puntos fuertes, considero que la película podría haber reflejado un poco más la cultura del país. Más allá de la escena en el mercado o la mención del «gulab jamun», no hay muchos elementos culturales que la hagan más representativa (sin perder su atractivo universal).
De la mano de Selecta Visión, El artista del cristal llega a los cines este 22 de noviembre.
Una crítica de Mar Riera