Como muchos países del mundo, Japón está viendo como su población está envejeciendo a un ritmo vertiginoso. Este hecho social ha provocado que el cine esté reflexionado sobre esta temática en diferentes producciones. Si el pasado año lo hacía a través de la excelente Plan 75 (una medida del gobierno para paliar el aumento considerable de la población anciana), este año lo ha vuelto a hacer, en este caso con Great Absence, que se estrena el próximo 25 de octubre en la cartelera española.

Los hechos
La población de Japón mayor de 65 años ha alcanzado los 36,25 millones de personas en 2024 (de una población total de 121 millones de personas), lo que supone una cifra récord y vuelve a poner de relieve los desafíos demográficos que afronta el país, según estadísticas publicadas por el Ejecutivo nipón.
La cifra representa un incremento de 20.000 personas respecto al año precedente y supone el 29,3 por ciento de la población nipona total, lo que a su vez significa el mayor porcentaje entre los países del mundo con datos comparables, según el informe publicado por el ministerio japonés del Interior.
El documento, publicado con motivo de la celebración en Japón del Día del Respeto a los ancianos, recoge asimismo que uno de cada cuatro mayores de 65 años continúa trabajando.
En base a las actuales tendencias demográficas, se prevé que la proporción de población mayor de 65 alcance el 34,8 % para 2040.

Los antecedentes y las tradiciones: La balada de Narayama
Una de las tradiciones japoneses es la del ubasute o literalmente “abandono de ancianas”. Los orígenes del término remiten a la tradición poética budista, pero eso no significa que no sea una práctica únicamente mítica, sino que existen pruebas de que se realizó en regiones concretas especialmente durante períodos de escasez. En el año 1956, Shichiro Fukazawa, escritor de izquierdas, escribe una novela corta con el título de “La balada de Narayama” que se inspira en el concepto de ubasute. Esta historia se adaptaría al cine en diversas ocasiones; la primera de ellas fue en 1958 de la mano de un director clásico como Keisuke Kinoshita y poco después, en 1963, el director coreano Kim Ki-young realizó Goryeojang inspirándose en la misma historia. Aun así, la adaptación más conocida de la novela llegaría en 1983 de la mano de uno de los grandes nombres de la nuberu vagu japonesa: Shohei Imamura. La balada de Narayama (1983) conseguiría la Palma de Oro en el Festival de Cannes, primera de las dos que conseguiría el director japonés a lo largo de su carrera.
Kinuyo Tanaka en la versión de Kinoshita y Sumiko Sakamoto en la de Imamura, interpretan a Orin, una anciana de 69 años con una salud envidiable. Aun así, según la tradición del pueblo, cuando las ancianas llegan a los 70 años, deben ser llevadas a la montaña Narayama por sus hijos primigenios y deberán permanecer solas en la cima de la montaña esperando a que les llegue la muerte. La práctica se justifica mediante la idea de que las ancianas ya no son productivas para una sociedad que vive en una escasez y una precariedad constante. Orin, a pesar de su buena salud y de que durante la película vemos que es más productiva que cualquier otro miembro de su familia, acepta su deber impasible. Esto será más difícil para su hijo Tatsuhei, quien se resiste a dejar morir a su madre.

La memoria: A Hundred Flowers
Un film en el que el director Genki Kawamura, quiere reflexionar sobre los recuerdos y la memoria a partir de su experiencia personal: ‘Hace seis años mi abuela se olvidó de quién era yo. Al ver cómo perdía la memoria progresivamente, me di cuenta de que yo mismo había olvidado muchos de mis recuerdos y que estaba viviendo una vida de recuerdos sobrescritos. Los seres humanos estamos constituidos por nuestros recuerdos, no por nuestros cuerpos. Incluso el recuerdo más insignificante se arraiga en esa persona y le da forma como ente. Escribí A Hundred Flowers basándome en esas ideas’.
Genki Kawamura es un director, productor y escritor nacido en 1979. En 2012 publicó su novela Si los gatos desparecieran del mundo, que se convirtió en un éxito de ventas y que ha sido traducido en 21 países.
Como productor, Kawamura ha trabajado en películas como Your name, Mirai, mi hermana pequeña y Belle. En 2018, dirigió su corto Duality, que fue seleccionado por el Festival de Cannes en la competición de cortos. Junto con Hirozaku Koreeda, también fue el cocreador de Makanai, la cocinera de las maiko, la nueva serie original de Netflix cuyo estreno mundial está programado para 2022. Su ópera prima, A Hunded Flowers, está basada en la novela que publicó en 2019

Planteando un futuro distópico que no es tan distópico: Plan 75
En el año 2018, se estrenaba un ómnibus titulado “Ten Years Japan”, en el que varios cineastas imaginaban como sería el futuro de Japón 10 años después de la realización de los cortometrajes. Una de las directoras del proyecto fue Chie Hayakawa, que en el corto Plan 75 planteaba un futuro cercano en el que, debido al envejecimiento de la población, el gobierno iniciaba un plan por el cual los ancianos de más de 75 años podían solicitar una “muerte con acompañamiento”, eufemismo usado para describir una suerte de “eutanasia por el bien económico”. Y es que Japón, al igual que la mayoría de los países occidentales, se enfrenta a un problema demográfico por el cual la mayoría de su población es anciana (un 30% de la población es mayor de 65 años). A efectos económicos y poniéndonos unas “gafas capitalistas”, esto supone que una parte significativa de la población no sea “productiva”.
Plan 75 terminaría convirtiéndose en el primer largometraje de la carrera de Chie Hayakawa, un film que pasó por el Festival de Cannes y fue seleccionada como la representante japonesa a los Oscar. En el universo no tan distópico de Plan 75, el envejecimiento de la población no ha hecho más que acentuarse y empieza a generar un descontento entre la población joven que culpa a los ancianos de los problemas económicos del país. Esto se traduce en actos de violencia y manifestaciones que llevan al gobierno a declarar este “plan 75” que no es más que una forma de ese ubasute que veíamos en La balada de Narayama. En ambos casos se apela, por un lado, a la ley y por otro lado a un deber social muy arraigado en la población. Al igual que Orin, Michi (interpretada por una genial Chieko Baisho) decide aceptar, al menos en un inicio, su destino a pesar de que sigue siendo una persona más capaz que la gran mayoría de la población.

La distancia entre generaciones, el olvido y la soledad: Great Abscene
“¿Recuerda la primera película que vio en el cine?». He planteado esta pregunta a muchos, comenta el director japonés Ki Chika-ura.
Algunos reflexionan un rato, y otros tienen múltiples respuestas. Pero para mí, la respuesta es inmediata: Sálvese quien pueda, de Jean-Luc Godard. La vi en un cine alemán en 1981. Residía en Berlín Occidental, mi padre, cinéfilo e investigador, me llevaba a menudo al cine. Esta película en particular fue nuestra primera experiencia juntos en el cine. Sin embargo, como sólo tenía cuatro años, no conservo ningún recuerdo personal de aquel día. La emoción que rodeaba el regreso de Godard al cine tradicional tras su paso por el Grupo Dziga Vertov, el sonido inconfundible de las butacas crujiendo y el ambiente único, son recuerdos que sólo están en la memoria de mi padre. Sentí la inmensa responsabilidad de heredar y perpetuar este preciado recuerdo, no sólo como un fugaz reconocimiento a mi lejano padre, sino como un serio acto de legado.
El Alzheimer no aparece en la película Great Absence, pero sí la igualmente cruel demencia senil. Inspirada en las experiencias de la vida real del director Kei Chika-ura, la película cuenta la historia de un actor que vive en Tokio y que se ve obligado a viajar a casa cuando la policía llama para decirle que su padre sufre demencia y ha perdido el contacto con la realidad. Para empeorar las cosas, la segunda esposa de su padre parece estar desaparecida.
La narrativa no lineal del thriller sumerge completamente a los espectadores en la confusión del hijo mientras intenta reconstruir la memoria de su padre, y a la vez intenta resolver la misteriosa desaparición de su madrastra. Tatsuya Fuji interpreta el papel del padre, un profesor jubilado que intenta reconciliarse con su hijo mientras la demencia borra sus recuerdos. “No tuve que prepararme mucho para el papel porque a mi edad tiendo a olvidar cosas y es natural que mi cuerpo haya experimentado demencia”, bromeó Fuji en una entrevista.
Un reportaje de Enrique Garcelán