Lisa Takeba no es una desconocida para el Festival de cine de Sitges. Desde que debutara en la dirección con su fantástica comedia romántica The Pinkie (2013), todos sus films han visitado la localidad costera de Sitges. Tras su paso por el Festival de Rotterdam y de alzarse con el Premio a la Mejor Película en el Festival de Yubari por su opera prima, la realizadora japonesa regresó en 2014 a la sección Noves Visions con la imaginativa Haruko’s Paranormal Laboratory. En 2019, Lisa presentaba en Sitges la premiere mundial de su último trabajo, Signal 100. Conversamos con la directora tras la proyección de la película dentro de la sección Midnight-X-Treme.
CineAsia: Para nosotros es un placer que haya venido al Festival, la seguimos desde que empezó. Es una suerte tenerla aquí en Sitges.
Lisa Takeba: Estoy muy agradecida a todo el equipo de Sitges, desde el principio Mike Hostench (ex-subdirector del Festival) ha conseguido proyectar todas mis obras aquí. Le estoy muy agradecida y a todo el Festival. Muchas gracias.
CineAsia: Para nosotros es un honor, ya que no hay muchas directoras de cine en Japón. Quería preguntarle también un poco por este tema, ¿cómo ha batallado para poder entrar en esta industria que, igual que en España, está dirigida por hombres?
Lisa Takeba: Todo empieza con mi visita como espectadora al Festival de Cine Fantástico de Yūbari, en Japón. Allí conocí a ciertas personas y empezamos a filmar un cortometraje. Lo pasamos muy bien. De hecho, a partir de finalizar este trabajo empecé a disfrutar aún más del cine, entender cómo se produce y realiza, y a tener más respeto por los creadores. A partir de ese momento, seguí haciendo cortos. Mi manera de ser me dice que cuando empiezo algo tengo que seguir por ese camino, y por eso he cultivado mucho la realización de cortometrajes para forjarme como creadora.
«Mi manera de ser me dice que cuando empiezo algo tengo que seguir por ese camino»
Lisa Takeba
CineAsia: Además se nota muchísimo en las películas de The Pinkie y de Haruko’s Paranormal Laboratory su sello artístico, que está usted detrás, con unos personajes muy divertidos. ¿Cómo hace para transmitir esa energía? De hecho, esas dos películas las escogimos en Sitges como cine independiente por esos personajes tan divertidos.
Lisa Takeba: Primero, en mi día a día, cuando me encuentro con alguien intento estar atenta y captar sus características para aprovecharlas en mis proyectos. Además, me gustan las películas extrovertidas, esas que no sabemos muy bien hacia dónde va la historia cuando las vemos, por ejemplo, Kamikaze Taxi de Masato Harada. Me sirven de inspiración, e intento crear este tipo de líneas y personajes. Al fin y al cabo, mis películas están hechas para entretener a la gente, así que caricaturizo un poco los personajes para que sean graciosos.
CA: ¿Cómo ha sido, después de sus dos primeras películas en las que usted escribía el guion, adaptar un manga a imagen real y trabajar con una gran distribuidora como Tōei? Se sigue notando su sello, pero me gustaría que me contase cómo ha vivido esta experiencia.
L.T.: Se nota muchísimo el cambio. Primero, yo hacía películas independientes y ahora estamos hablando de una película comercial, para un amplio público. Cambian muchísimas cosas, por ejemplo, la cantidad de público que va a ver esa película. Tampoco puedo seguir solamente a mi propio ego, la producción de una película es un trabajo en equipo. Me he dado cuenta, por lo tanto, de la importancia del trabajo en equipo a través de este trabajo.
Por otra parte, quería seguir con la historia original del manga y terminar con un final nada feliz. Pero, si hacíamos eso, seguramente no conseguiríamos el favor del público, así que cambiamos el final para que la película tuviese más éxito. Tuve que ceder y cambiar mi opinión, pero es una de las consecuencias de trabajar en equipo y lo acepté totalmente. De hecho, lo más importante de esta obra es que el público joven se identifique con esos personajes que lo han pasado muy mal, es lo que más me importaba.
CA: En la maratón que hicimos, la Japan Madness, su película, Signal 100, junto a Ghostmaster de Paul Young fueron las favoritas del público. En este sentido, ¿cómo ve la industria cinematográfica en Japón que últimamente está adaptando muchísimo manga a la pantalla? ¿Cómo ve este fenómeno y el hecho de que dificulte la entrada a este mundo de nuevos creadores?
L.T.: Sí, estamos preocupados con eso. Por ejemplo, en Francia tienen un presupuesto solo para la ópera que equivale a todo el presupuesto artístico de Japón. Es muy difícil esta situación para los cineastas japoneses. Si no eres un director conocido no puedes hacer lo que verdaderamente quieres, por lo tanto, tiramos por las adaptaciones de mangas que ya tienen éxito y de esta forma aseguramos nuestro trabajo. De todas formas, he trabajado con cineastas de Kazajistán que aún se encuentran en peor situación que nosotros en Japón. Así que hacemos lo que podemos, realmente, eso es lo más importante. Por último, creo que, fuera de Japón tenemos un fandom que debemos mantener con el anime y el manga y, además, dentro del país contamos con grupos de creadores, compañías de televisión, editoriales, publicistas e incluso fabricantes de juguetes. De esta forma el negocio del cine continúa y se amplía.
Es muy difícil esta situación para los cineastas japoneses. Si no eres un director conocido no puedes hacer lo que verdaderamente quieres
Lisa Takeba
CA: Totalmente, primero se crea el manga, después el juguete, la película de anime y luego la película de imagen real.
L.T.: Sí, así funciona el sistema japonés. De aquí sale el dinero para hacer una buena película. Por lo tanto, la base es distinta.
CA: Una curiosidad. ¿Qué película le ha impactado más en los últimos tiempos?
L.T.: Hay una película de Tayikistán que se llama Luna Papa, del cineasta Bakhtyar Khudojnazarov que me impresionó mucho cuando la vi en el Festival de Tokio. Siempre había tenido muchas ganas de encontrarme con él en algún festival de cine, pero descubrí que había muerto dos años antes en una presentación del cine de Kazajistán en el Festival de Cannes, y me quedé muy impactada. Pero allí conocí a otro director con el que acabé haciendo un proyecto.
CA: ¿Le gustan todos los géneros?
L.T.: Sí, desde luego. Me encanta el género de terror, el cine de samuráis, incluso Rambo. En las películas de terror se reflejan los miedos de la gente, de la sociedad o de una generación concreta, creo que es por eso por lo que a la gente le interesa tanto este género. En Rambo se reflejaba el miedo a la Guerra de Vietnam, muchos soldados volvieron a Estados Unidos y la gente tenía miedo de que empezaran una guerra en el país por los traumas causados por Vietnam. Era el miedo que dominaba a la sociedad americana en aquel entonces. Hoy en día, en Japón, los jóvenes y los estudiantes tienen miedo al acoso y al bullying. Yo intento siempre reflejar el miedo social del momento.
CA: Una pregunta más distendida, ¿qué tal Granada y Marruecos?
L.T.: Me gustó muchísimo Granada, es una ciudad super bonita y que tenía muchas ganas de visitar. Por lo que hace a Marruecos, era la primera vez que pisaba África.
CA: ¿Cómo ha influido su paso por Yūbari, por Sitges y otros festivales en sus proyectos?
L.T.: En los festivales internacionales intento ver muchas películas, conocer a muchos cineastas y especialmente ver las obras que no se estrenan en Japón. En Sitges, por ejemplo, me ha encantado Swallow, de Carlo Mirabella-Davis.
CA: Sí, trata de una mujer que se traga todo lo que le pasa hasta que no puede más. Nos encantó.
L.T.: Al principio no me daba cuenta de lo que iba, hasta que lo entendí. Al final, la protagonista se acepta a sí misma, tal y como es.
CA: Bueno, pues, agradecerle que haya estado aquí con nosotros. Espero que vuelva pronto, muchas gracias.
Una entrevista de Enrique Garcelán
Fotografías: Mario Herrera