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Entrevista a la directora taiwanesa Zero Chou: Leyendas con pasión

08/11/2021

El pasado mes de octubre, de los días 2 al 10, tuvo lugar la sexta edición del Spain Moving Images Festival (SMIF), el único festival de cine asiático experimental y de vanguardia con  sede en Madrid. Celebrado nuevamente online y gratuitamente a través de su plataforma en Vimeo y su página web, este año, aparte de sus secciones competitivas, la protagonista del certamen fue la joven e innovadora cineasta taiwanesa Zero Chou. La sección Asian Clasics, gracias a la colaboración del Ministerio de Cultura de Taiwán, la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España y Harvest Production, ofreció dentro del Focus Zero Chou: En los límites del deseo una retrospectiva selecta de su obra, compuesta por sus cuatro largometrajes de ficción más importantes: Spider Lilies (Ci quing, 2007), Drifting Flowers (Piao lang qing chun, 2008), Ripples of Desire (Hua yang, 2014) y Wrath of Desire (2020), inéditos en nuestro país.  

Caracterizada por su postura abiertamente lesbiana, galardonada dentro y fuera de su país, entre otros premios con el Teddy que otorga el Festival Internacional de Cine de Berlín a la mejor película de temática LGBTI+ por Spider Lilies, Zero Chou se ha convertido en una cineasta no solo comprometida con los derechos de la comunidad LGBTI+, sino también en uno de los valores más sorprendentes dentro del panorama cinematográfico taiwanés en particular y asiático e internacional en general, con una obra variada, arriesgada formal y moralmente, que combina esteticismo y militancia, tradición y vanguardia, y que, sobre todo, rompe moldes de género y de géneros, en todos los sentidos del término. Gracias a SMIF y a la amabilidad de la Oficina Económica y Cultural de Taipéi en España, así como, por supuesto, a la generosidad de la propia Zero Chou, pudimos entrevistarla extensamente y desentrañar con ella algunos de los misterios de su apasionante y apasionado cine.  



CineAsia: Es la primera vez que se ven varias de sus películas en España, al menos en conjunto. ¿Qué les diría a los espectadores españoles? ¿Qué se pueden encontrar y cómo definiría su cine? 

Zero Chou: Es un honor que cuatro de mis trabajos cinematográficos se puedan exhibir en Madrid y en toda España. Espero que en esta muestra el espectador español vea algo novedoso, que pueda ver historias asiáticas de amor entre personas del mismo sexo, que a través de mis películas perciban la cercanía y el toque humano en Asia. ¿Cómo defino mi trabajo cinematográfico? He dedicado gran parte de mi vida a desarrollar una obra relacionada con el género (en sentido sexual). Definiría mi obra como un cine que profundiza en la temática del género. La mayoría de mis filmes ponen el foco en este tema. Para mí el género es la mayor ilusión falsa de la vida, es algo que nos persigue desde que nacemos, pegado a nuestro cuerpo. Sin embargo, ese cuerpo no nos representa. A menudo me pregunto si es el cuerpo el que refleja nuestro ser o es el espíritu quien lo hace. ¿Existe el espíritu? ¿Y la mente? El cuerpo es nuestra cáscara externa. La dialéctica cuerpo-mente-espíritu aparece frecuentemente en mis películas. En mi trabajo más reciente reflexiono sobre cómo el género es la mayor ilusión de la vida. Lo que nos define no es el cuerpo, sino el deseo que sentimos internamente. Sin embargo, a menudo no queremos enfrentarnos a esa llamada del corazón, a nuestro espíritu, al deseo. Este es un punto ciego que tenemos los humanos. Cuando llevo mi trabajo hacia estas cuestiones, se vuelve difícil de digerir para el espectador; sin embargo, teniendo esto en cuenta, hago un gran esfuerzo para que el público general pueda entenderlo y disfrute en el proceso. Espero que el espectador español no solo encuentre entretenimiento en mis filmes, sino que también inspire en él reflexiones filosóficas y de género. 

CA: Taiwán es, de los países asiáticos, el más avanzado en cuanto a legislación y conciencia LGTBI+, pero según su juicio, ¿qué falta todavía por conquistar? ¿Y en el terreno cinematográfico?  

ZC: Efectivamente, Taiwán es el país asiático más avanzado en cuanto a cuestiones LGTBI+, pero tal y como yo lo veo, aún tenemos que superar algunas cosas. Por ejemplo, en cuanto al trato hacia la población LGTBI+, sigue habiendo grupos religiosos que tienen hacia ellos una actitud hostil. Espero que Taiwán realmente pueda llegar a ser un país que acoja la diversidad y donde se trate con amabilidad a las personas LGTBI+. En cuanto al ámbito del cine, en Taiwán se han hecho bastantes películas con temática LGTBI+, pero la gran mayoría son sobre chicos, del género Boys’ Love o BL, un género que está muy de moda. No son películas que reflexionen sobre la sexualidad, más bien están orientadas a un público mayormente femenino. Hay muy poco cine que realmente reflexione sobre cuestiones de género, y entre los pocos filmes que las hacen, solo un 5% es cine lésbico frente a la gran mayoría, que sería más bien cine gay o Boys’ Love. Me gustaría que cada vez haya más y más gente que se interese en hacer cine sobre historias de erotismo femenino, porque en el conservador continente asiático solo ha comenzado a haber más conciencia femenina en los últimos 20 o 30 años. Ojalá que en Taiwán se hagan más películas protagonizadas por mujeres y que hablen de la historia, la política y la vida desde el punto de vista femenino. Por supuesto que esto también incluye historias que hablen del deseo y el amor entre mujeres. Todas estas son áreas a explorar por el cine taiwanés. 



CA: Es inevitable hablar del contexto político de Taiwán: viendo lo que ha pasado con Hong Kong, ¿cómo ve el futuro de la isla? (Hablamos, claro, de la situación con la China continental). Conocemos a muchos profesionales de la industria del cine de Taiwán que ya no quieren trabajar en según qué proyectos «problemáticos» (por así decirlo) para no tener luego inconvenientes a la hora de trabajar en la China comunista. 

ZC: En efecto, es imposible aislar el cine de Taiwán de su contexto político. Especialmente viendo la situación actual en Hong Kong, muchos directores taiwaneses se encuentran muy preocupados. A día de hoy, los misiles chinos siguen apuntando a Taiwán y todos los días hay cazas y buques de guerra chinos circulando por la zona marítima alrededor de Taiwán, causando mucha presión política. Incluso en cuanto al cine, China establece muchas limitaciones. Por ejemplo, no permite el estreno y distribución en China de películas que hablen sobre la autodeterminación política de Taiwán. Incluso restringe la entrada a personas que hayan participado en la realización de estos proyectos. Aunque consigas entrar en el país, no puedes saber cómo te van a tratar, qué te puede pasar allí, puede ser que te hagan desaparecer. Esto me produce mucha ansiedad. Hace un par de años aún podía ir a China a rodar películas, pero desde que han ido tomado medidas políticas cada vez más estrictas, prácticamente he renunciado a la posibilidad de volver a trabajar en China, ya que no podría garantizar el retorno a Taiwán de mis actores y equipo de rodaje. Espero que China y Hong Kong cada vez sean más democráticos y libres, ya que los derechos humanos son valores universales. Espero que todas las personas de origen chino puedan recibir un trato acorde con los derechos humanos. 

CA: Sus comienzos fueron fundamentalmente en el cine documental, que todavía sigue cultivando. ¿Cómo surgió la necesidad de pasar al terreno de la ficción? 

ZC: Me atrajo profundamente el terreno de la ficción porque me satisfacía mucho más el proceso creativo. Con el cine de ficción una tiene que estar atenta a muchas más cosas: el reparto, el vestuario, el guion, el atrezo, etc. Con todo ello puedo expresar mis ideas de forma mucho más completa. Tal vez sea porque me gusta trabajar en equipo, luchar todos juntos para conseguir un sueño. Siempre digo que el cine es un sueño ilusorio que sólo existe en la gran pantalla. Viendo un grupo de gente que cree en este sueño y que lucha en conjunto para conseguir que se haga realidad, la sensación de logro que se consigue es increíble. Esto no quiere decir que el rodaje de documentales sea menos satisfactorio. Hacer un documental también es muy complejo, sobre todo porque soy muy exigente conmigo misma, aparte de la veracidad de lo documentado también me resulta muy importante la estética. Aunque sean igual de difíciles, prefiero el modo de trabajo y cómo se vive el rodaje de un filme de ficción, me hace mucho más feliz. 



CA: Después del éxito en Taiwán de Splendid Float vino el internacional con Spider Lilies, premiada en Berlín. ¿Se lo esperaba? ¿Cómo ha afectado a su carrera? 

ZC: Splendid Float es mi primera película, obtuvo tres premios Golden Horse, a continuación Spider Lilies también consiguió un premio Teddy en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Nunca había pensado en los éxitos que podría conseguir con mi trabajo cinematográfico, en si conseguiría reconocimiento. Pero estas dos películas prepararon el terreno para que pudiera seguir creando películas en Taiwán. Solo puedo decir que he sido muy afortunada por tener compañeros de trabajo dispuestos a trabajar conmigo y a luchar juntos por estos ideales. 

CA: Películas como Spider Lilies o Drifting Flowers todavía tienen ciertos rasgos de cine documental, son crónicas urbanas y familiares, intimistas, pero después sus filmes han dado un giro hacia el cine más narrativo y los géneros cinematográficos clásicos. ¿Tomó esta decisión conscientemente? ¿Se siente más cómoda en estas historias más literarias y tradicionales? 

ZC: No creo que realmente estos dos largometrajes tengan rasgos de cine documental, ¿usted piensa que los tienen? Creo que Spider Lilies se asemeja a una memoria lírica. En cuanto a géneros literarios, yo diría que parece una obra de ensayo, y Drifting Flowers se asemeja más bien a una obra novelística, pero no una novela tradicional. Está estructurada en tres partes, donde el comienzo se cuenta al final del todo, así que al final de la película el espectador se da cuenta de que tiene que ordenar los sucesos que acaba de ver. Cada película tiene alguna característica que la define y un estilo narrativo diferente, pero todas tienen una cualidad literaria.  



CA: En Spider Lilies y en Wrath of Desire, y también en cierto modo en Ripples of Desire, el tema del tatuaje tiene una singular importancia simbólica. ¿A qué responde esta obsesión? ¿De dónde viene? 

ZC: Es verdad que en todas mis películas los protagonistas llevan algún tatuaje. Pienso que los tatuajes pueden tener varios significados. Que alguien quiera tatuarse un dibujo en la piel, un dibujo que no se puede borrar, tiene que ser el reflejo de algún deseo profundo o algo de lo que se arrepienta, y que sienta necesidad de grabarlo en su cuerpo. En Spider Lilies, el tatuaje de Takeko es un recuerdo de su padre fallecido, una copia de un dibujo que él llevaba tatuado, y ella se lo hizo con la esperanza de que ayudara a que su hermano recupere la memoria. En Wrath of Desire, el tatuaje que tiene Phoenix es diferente. Todos se habrán fijado que tiene alrededor del cuello un dibujo de unas ramas que representan su sufrimiento. El dolor físico es una forma de descargar el dolor mental. Ese dolor es real, la vida es real. Ella piensa que el tatuaje es más real que un dibujo en un lienzo, el dolor que se produce al tatuar sobre la piel hace que haya una conexión entre el cuerpo y la mente. En Ripples of Desire, los tatuajes que tiene el Maestro Han no poseen significado. En realidad no sé por qué me gustan tanto los tatuajes. Yo personalmente no tengo ninguno. Se puede decir que mis películas son mis tatuajes. A través del cine puedo dejar rastro de mis pensamientos y grabar mi vida. Rodar películas es mi forma de tatuar. 



CA: En todas las películas del ciclo hay imágenes oníricas y surreales, incluso en aquellas como Drifting Flowers más intimistas… ¿Por qué la necesidad de ampliar los márgenes del realismo con imágenes fantásticas y mágicas, a veces incluso usando técnicas de animación? 

ZC: Las cuatro películas seleccionadas tienen imágenes oníricas y surreales. Por ejemplo, en Spider Lilies, hay elementos de animación: cuando se le rompe el brazo al personaje secundario A Dong o cuando la luna se cae del cielo. En Wrath of Desire se incorpora el Buto, un tipo de danza oriental. Con el Buto se crea un escenario parecido al del infierno. Creo que estos ambientes oníricos son muy importantes en mi trabajo, ya que reflejan el mundo interior de los personajes. No solo son las pesadillas de estos personajes, sino que también les llevan a un lugar de ensueño. Me resulta muy importante crear estas imágenes oníricas para reflejar el lugar donde residen las almas de los personajes. Tal y como has dicho, las imágenes fantásticas y mágicas amplían los márgenes del realismo, creo que es una buena manera de verlo. Estas imágenes fantásticas son mucho más próximas a la realidad que el realismo. 



CA: En Ripples of Desire el tema LGBTI+ queda relegado a la elección del estilo, la estética y el tono, como subtexto bajo una tragedia histórica tradicional, que incluso introduce escenas de acción típicas del wuxia y varias historias de amor heterosexuales. ¿Quería experimentar fuera de los límites de la temática LGBTI+? ¿Por qué el cine histórico? 

ZC: Ripples of Desire es una fábula que cuenta la historia de Taiwán. En esta isla solo viven piratas y prostitutas que quieren vivir de forma independiente, pero se enfrentan a los militares del continente que no se lo permiten. Esta es la única película que he realizado hasta ahora que no contiene ninguna historia de amor homosexual. Con ella quería ver si era capaz de realizar un trabajo fuera del ámbito LGBTI+, un trabajo enfocado en Taiwán, una alegoría simbólica que reflejase mi preocupación y cariño por Taiwán. 

CA: ¿Fue muy difícil rodar escenas de acción al estilo clásico del cine wuxia? ¿Por qué no prefirió dejar fuera estos momentos de artes marciales y limitar la narración a la historia de amor? 

ZC: En realidad no son tantas las escenas de acción, principalmente se concentra en la historia de amor. En Wrath of Desire también hay alguna que otra escena de acción, pero son pocas. 

CA: Dentro del desconocimiento que se tiene en Occidente de muchos de los clásicos del cine taiwanés, da la impresión de que entre sus referentes se encuentran también el cine y la cultura japonesa. Lo vemos en el maestro de tatuaje de Spider Lilies, en la danza Buto de Wrath of Desire o en escenas como la muerte del Maestro Han en Ripples of Desire, atravesado por las flechas, que recuerda a Toshiro Mifune en Trono de sangre (Kumonosu-jò, 1957) de Kurosawa. ¿Es así o son paralelismos casuales? 

ZC: No he visto Trono de sangre, pero sí has acertado en que tengo influencias del cine japonés. El cine taiwanés principalmente está influido por la cultura china, después Taiwán también fue colonizado por Japón durante un periodo de 50 años, así que además recibe muchas influencias de esta cultura. Por último, también se pueden encontrar elementos que apuntan al budismo. El budismo es la religión más practicada en Taiwán y se ven muchas muestras de ello en el día a día de la gente. Por ejemplo, en mi pueblo, cada año, el día 15 del séptimo mes del calendario lunar se celebra dejando linternas en el mar. Hacemos barcas y casitas de papel y las acercamos a la playa a medianoche, las quemamos y las lanzamos al agua. Sirven para guiar a los espíritus perdidos de vuelta a casa. Estas ceremonias religiosas tienen gran importancia en mi trabajo cinematográfico. Mi obra hace una labor parecida al ayudar a trascender a los espíritus perdidos y naufragados, guiándolos a su próxima vida. 

CA: Muchas gracias por todo. 

Equipo CineAsia. 

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