MENU

Espacio, pintura y museos: Una entrevista con Tsai Ming-Liang

16/06/2025

Desde el pasado 4 de junio y hasta el 5 de julio, la Filmoteca de Catalunya acoge una retrospectiva íntegra dedicada a uno de los cineastas más singulares y radicales del cine contemporáneo: Tsai Ming-Liang. Exceptuando Vive L’Amour (actualmente en proceso de restauración), el ciclo ofrece la oportunidad única de revisitar toda su filmografía, incluyendo también algunos de sus trabajos para televisión, inéditos hasta ahora en nuestro país. Una ocasión irrepetible para descubrir (o redescubrir) la obra de un autor único.

Con motivo de esta retrospectiva, el director malayo (pero que vive en Taiwán desde su etapa universitaria) ha visitado por primera vez Barcelona, y hemos tenido el privilegio de conversar con él sobre su obra, sus aficiones fuera del cine y futuros proyectos (alguno de ellos en España).

CineAsia: Primero de todo, muchas gracias por la entrevista y bienvenido a Barcelona. En la Filmoteca de Catalunya se presenta una retrospectiva íntegra de tus largometrajes, incluyendo también algunos de tus trabajos para televisión. ¿Cómo ve su evolución desde sus inicios como guionista televisivo hasta convertirse en el cineasta que es hoy?

Tsai Ming-Liang: Soy un director que piensa mucho. Al principio de mi carrera seguía un camino más estructurado, dentro del sistema, obedeciendo a las exigencias de la industria. Por un lado, necesitaba ganarme la vida; por el otro, tenía ese impulso creativo. Cuando me convertí en director, sentí que podía dedicarme a un estilo más personal, más de autor. Nunca he trabajado pensando en complacer al mercado. Me gusta crear con libertad, sin sentirme controlado. Mis películas son una forma de expresarme, no de servir al público. Por eso, aunque he sufrido en términos comerciales, no me ha importado demasiado, porque el acto de crear en sí ya es una satisfacción.

Lo más duro, en todo caso, es sentir que te limitan. El cine entendido como industria implica convencer a otros de que tu película funcionará, de que será un drama, una comedia… Tiene que encajar en alguna categoría. Eso me resulta asfixiante. Afortunadamente, cada vez me siento más libre. Desde hace años colaboro también con museos, lo que me ha abierto una vía paralela para crear. Ahora tengo dos espacios donde sobrevivir: el cine y el museo. Eso ha ampliado mucho mis posibilidades. Es cierto que últimamente me alejo de las narrativas tradicionales, pero mis obras siguen proyectándose en salas. No dejo el cine, simplemente lo extiendo.

CineAsia: Esa colaboración con museos comenzó, si no me equivoco, en 2014, con algunas proyecciones de Stray Dogs. ¿Qué tipo de libertad le ofreció ese nuevo contexto de visionado?

Tsai Ming-Liang: Sí, fue en 2014. Al principio proyectaba la película en salas, pero pronto me di cuenta de que necesitaba aún más libertad, y eso solo lo encontraba en el museo. Allí podía romper con el formato tradicional de visionado. Pude crear una especie de escenografía que prolongaba las sensaciones de la película. Por ejemplo, colocamos ramas de árboles en la sala, y los espectadores podían oler la madera, sentir que estaban dentro del mundo del film. El museo ofrece otro tipo de inmediatez, otra atmósfera. Y, sobre todo, más libertad.

CA: Los espacios siempre han sido fundamentales en su cine. ¿Cómo los elige y qué relación establecen con sus personajes?

T M-L: Mis películas no dependen de las tramas ni de los diálogos. No cuento historias en un sentido convencional, por eso los espacios adquieren una importancia central. Los planos vacíos permiten que el espectador saboree ese vacío. Cuando empiezo a trabajar, apenas tengo algunos bocetos, algunas ideas. Es durante el rodaje cuando busco la imagen exacta que deseo. Coloco a los actores en ese espacio, y dejo que el entorno los afecte, que entre en ellos. Así se genera una especie de síntesis entre el actor y espacio, en el que el espacio se ve afectado por las emociones de mis personajes y los personajes se ven afectados por las sensaciones del espacio.

CA: En la serie Walker, el budismo y la meditación caminando ocupan un lugar central.¿Qué influencia tiene el budismo en su cine? ¿Afecta también a lo estético: al ritmo, a la paciencia…?

T M-L: Caminar despacio tiene mucho que ver con el budismo. Existe un tipo de meditación que se realiza caminando, aunque no tan lentamente como lo hace Lee Kang-sheng [se ríe]. A mí, personalmente, me encanta cómo camina. En la historia china hay un monje muy importante, Xuanzang, que hace más de mil años viajó a la India en busca de los sutras. Fue un viaje durísimo, y regresó con textos sánscritos. En cierto modo, el personaje de Walker, interpretado por Lee, es como Xuanzang: alguien que camina con una misión que parece interminable.

CA: Estos días ha hablado también de su faceta como pintor. ¿Qué le llevó a empezar a pintar?

T M-L: En una exposición que se hizo en 2010 y con la que colaboré, encontré cinco sillas antiguas taiwanesas que eran preciosas. En esa época tenía una cafetería y como iban a tirarlas, empecé a usar esas sillas. El problema es que se iban desgastando, lo cual me daba pena. Así que empecé a dibujarlas para conservar su recuerdo. Uso pintura al óleo, pero no sé ni mezclar colores; pinto con tonos puros. No sé bien por qué, pero necesito pintar, tal vez porque al pintar encuentro más silencio. Hice siete u ocho cuadros, y para mi sorpresa, algunas personas quisieron comprarlos. No sabía que también se podía vivir de eso [se ríe].

Durante la pandemia rodé Days, pero como mis dos actores estaban en diferentes países, uno en Laos y otro en China, los extrañaba mucho y es por eso que comencé a dibujarlos. Cuando lanzamos la película Days en Taiwán, vendimos dos tipos de entradas: una para ver una exposición de esos dibujos que hice en un museo y otra para la proyección en cine.

CA: Para terminar, ¿podría hablarnos de sus próximos proyectos? Estos días ha mencionado una posible continuación de Walker en San Sebastián y que ha estado rodando en Laos.

T M-L: Sí, este año acabo de terminar de rodar en Laos. Anong (el actor protagonista de Days, junto a Lee Kang-sheng) me llevó a su pueblo y estuve filmando allí tres semanas, ya que me interesaban muchos de los espacios que veía en Laos. Ya está montado, y por lo tanto es un proyecto casi terminado.

Lo de San Sebastián surgió gracias a un distribuidor que tengo en San Sebastián y que me propuso la idea de rodar allí. Me pareció una buena idea. ¿Por qué no? Como en los trabajos de Walker, no necesito una idea clara desde el principio. Llego al lugar, observo, y veo qué puede surgir. Es como pintar: no necesito guion, ni una historia predeterminada. Es un proyecto completamente libre.

Muchas gracias.

Gracias a ustedes.

Entrevista realizada por Josep Santcristòfol (CineAsia)

Cerrar

DESEO SUSCRIBIRME

A LA NEWSLETTER DE CINEASIA

    Este formulario usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan tus datos.