Con motivo de la selección de su última película, Sapi, en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, el pasado Octubre, tuvimos la oportunidad de charlar largo y tendido con Brillante Mendoza, el director filipino más reconocido internacionalmente en estos momentos. No pudo acudir a nuestra invitación al Festival de Granada-Cines del Sur en Junio, donde compitió su anterior trabajo Thy Womb (el cual recibió una mención especial por parte del jurado), pero sí estuvo en Sitges y, acompañados de un café en una soleada mañana poco antes de marcharse ya rumbo al aeropuerto, nos contestó a todas y cada una de las preguntas de la extensa entrevista que habíamos preparado. Ahora y aprovechando que en esta semana, concretamente el 15 de Enero, ha salido a la venta el penúltimo trabajo de Brillante Mendoza, Cautiva (distribuida por Cameo), la queremos compartir con todos vosotros.
CineAsia: Hablemos de Sapi (Possession), su último trabajo y el que le ha traído aquí. Después de Kinatay, donde en cierto modo utilizó el género de terror, hizo tres películas que nada tenían que ver con él: Lola, Cautiva y Thy Womb… ¿Por qué volver a utilizar el género?
Brillante Mendoza: No fue intencionado hacer una película de terror. El productor me propuso hacer una película de género y yo le dije que sí, pero con la intención de utilizar el género de forma diferente, no hacer una película de terror ordinaria. Quería introducir otro tipo de temas que no fueran exclusivamente de género. Quería conectar el tema de las posesiones con el tema de la guerra de los medios de comunicación en la sociedad, sobre todo en Filipinas, que es un tema que está muy a la orden del día: cómo los métodos utilizados por los medios de comunicación influyen en la opinión pública. El tema paranormal no es algo de lo que realmente tengamos pruebas, habrá gente que piense que es real y gente que no. En el fondo, vamos en busca de la realidad, ya que es difícil probar que exista un mundo sobrenatural.
CineAsia: Tanto en Possession como en sus otros trabajos, nunca deja de lado la crítica social, esa visión crítica sobre una parte de la sociedad filipina. ¿Es como una marca de la casa ya?
Brillante Mendoza: Si hay algo común en todos mis trabajos es la cuestión social; es imposible que lo deje de lado porque siempre baso todas mis películas en historias reales, en historias de la gente. En la mayoría de mis films los protagonistas son gente ordinaria, gente de a pie, y cuando tienes como protagonistas a este tipo de personas es imposible dejar de lado la realidad social en la que viven, porque generalmente estas personas suelen pertenecer a la clase media-baja y sus problemas son más problemas sociales que problemas personales, los problemas personales son los que suele tener la clase media-alta. Como director me interesa muchísimo retratar esos problemas sociales y, mucho más, cuando vienes de una realidad como la filipina donde el 80% de la población pertenece a la clase media-baja, o sea, una sociedad muy descompensada. Este 80% es lo que define al país, lo que representa a Filipinas, y no el otro 10%, quizás algo más, que vive en un estatus social mucho más acomodado. Además, en Filipinas no hay cineastas que se centren en esta clase social, sólo lo hago yo, los demás se centran en producciones mainstream y cine muy comercial. El hecho es que Filipinas casi se considera un pequeño estado de los Estados Unidos, el estilo de vida que se intenta llevar en el país, sobre todo la clase acomodada, es como el de los estadounidenses. Se ha convertido en una sociedad consumista, que sólo quiere gastar y poseer cosas, e incluso la forma de hablar intenta reproducir la forma estadounidense, la mayoría de los filipinos aspiran al sueño americano y por esto se ven tantos filipinos en el extranjero. Esto me resulta un poco triste porque nadie más utiliza el cine con una función social, nadie más utiliza el cine independiente para que sirva como esa primera piedra para empezar a cambiar las cosas.
CineAsia: ¿Es así la realidad de la competitividad entre los ‘Mass Media’ en su país? Además, ha comentado que su film está basado en hechos reales, ¿qué nos puede contar al respecto?
Brillante Mendoza: De lo que hablo en mi película es algo que no solamente se produce en Filipinas, sino en el tercer mundo e incluso en Estados Unidos. Son casos que se dan habitualmente, de hecho hay una lucha por las audiencias entre todos los medios de comunicación y, cada vez más, se están apostando por productos convencionales y comerciales como melodramas, productos televisivos producidos para captar audiencias… Todo lo que yo veo últimamente en la televisión es ‘telebasura’, incluso las noticias tienen una sección de entretenimiento, con lo que estamos disfrazando las noticias de un sensacionalismo sólo destinado a conseguir audiencias.
Con el caso de la posesión, durante la película intento llevar una historia paralela al tema de los medios de comunicación; de hecho, sí, efectivamente, el caso de la posesión que cuento es un caso real que yo mismo descubrí durante la investigación previa a la película. Encontré las imágenes que se emitieron por televisión e incluso esta mujer sufrió una posesión durante el programa, las mesas se movían… es algo que pasó en directo. Pero, además, se produjo toda la situación de las denuncias entre las cadenas de televisión porque una emitió imágenes pertenecientes a la otra. Estas son cosas que suceden sin que la gente lo sepa, y realmente esas negociaciones entre las dos grandes cadenas son oscuras y nadie se entera de lo que se habla. Al final, las televisiones emiten lo que quieren pero ocultan todo lo demás, y esto me parece muy peligroso y es lo que quiero mostrar realmente en mi película, lo que sucede detrás y delante de las cámaras. Muchas veces nos movemos en una realidad diaria y no hace falta ir más allá, sin embargo, las personas siempre se interesan por aquello que no pueden explicar, por ejemplo, este caso de posesiones, algo que despierta mucho interés. En mi película hay una línea muy fina entre creer o no creer qué es lo que pasa al final, y yo como cineasta prefiero dejar al público que decida qué es lo que cree que ocurre.
CA: En su película hay una escena muy impactante que tiene que ver con serpientes…, pero a nosotros nos interesa más una escena hacia el final de la película en la que en una sala negocian las cadenas de televisión, y alejándose la cámara detrás de una cristalera se escuchan unas voces demoníacas susurrantes… Nos parece muy simbólico.
BM: Realmente esa era la intención de esa escena, es exactamente eso que has comentado. De hecho esa escena ni siquiera me ofrece la necesidad de mostrar de qué están hablando esos ejecutivos, no tengo que explicar qué temas tratan, qué están negociando. Para mí todo eso de lo que están hablando precisamente es lo que da más miedo de toda la película, por eso lo quise representar así. Estas negociaciones sobre los programas, la manera en cómo se comunican.., para mí eso es realmente aterrador. Lo que pasa es que mi labor como cineasta también es sorprender o afectar de alguna manera emocionalmente al público, y de ahí el mostrar esas imágenes y la manera en que traté esa escena.
CA: Los momentos en que se interna con la cámara en mano en esos barrios pobres, nos recordó mucho a su película Serbis. Sin embargo, hay una evolución en el uso de la cámara. En sus primeras películas la cámara se movía mucho más, era mucho más inquieta, incluso costaba seguirla, pero en sus últimas películas la cámara está mucho más estable, la imagen es más limpia. ¿Es intencionado o es producto del aprendizaje?
BM: Para mí prima el contenido antes que la forma, por lo tanto, mi estilo es dictado por el material que tengo, el material del que dispongo es lo que determina el estilo que termina teniendo la película. Por ejemplo, en Thy Womb o en Tirador o en otras de mis películas, nunca he tenido como prioridad la forma, no ha sido nunca lo que ha definido como ha acabado siendo la película. Lo que siempre intento hacer es involucrar al público en la película, por ejemplo, en Thy Womb había una escena con una cámara estática donde no pasaba absolutamente nada, era como una espera eterna que era lo que quería trasmitir, quería trasmitir esa sensación de aburrimiento, de que están esperando sin que nada ocurra eternamente. En Sapi más de lo mismo, quería hacer partícipe al público de lo que estaba pasando entre esas empresas televisivas, quería que fueran parte de esos canales de televisión. Otro aspecto importante para mí es el sonido, también la música, pero sobre todo el sonido, porque es lo que crea el ambiente y lo que te transporta hasta ese momento de la película. Pienso que lo más importante de ir al cine, es la experiencia que vive el espectador. Ir al cine no creo que sea sólo pasarse dos horas sentado en una butaca, creo que es ir más allá, es vivir una experiencia. Esto es algo que intento reflejar en todas mis películas.
CA: ¿Cómo puede hacer dos y hasta tres películas al año?
BM: No lo sé (jajaja)… De hecho para mí el cine es un pasatiempo, crear películas es en lo que invierto mi tiempo cuando no tengo otra cosa que hacer y creo que es porque estoy interesado en la gente, en lo que le pasa a la gente. Luego, por supuesto, está el encontrar al productor adecuado, ese productor que te presenta un tema en el cual tú también estás interesado. Además, tengo mi propia productora, hago el trabajo de cámara en mis propias películas… no creo que esto sea exclusivo del campo de la dirección, creo que sucede en todas las profesiones. Hay que pensar que nada te va a parar, que lo que haces lo haces con pasión y sobre todo disfrutar al máximo de aquello que haces, eso es lo más importante para mí. Si lo que haces es lo que más amas, ¿por qué parar?
CA: Internacionalmente es conocido como el iniciador o la cabeza representante del llamado «nuevo cine filipino». A partir de usted han surgido otros nombres como Raya Martin, Lav Diaz, etc, pero usted, de alguna manera, fue el estandarte. ¿Cómo se siente con este “título”?
BM: Por supuesto estoy orgulloso, pero no es más que un título, una etiqueta. No quiero que se me imponga ninguna presión por llevar esta etiqueta, simplemente quiero hacer películas. De hecho, todo lo que hago ayuda a que evolucionen las cosas, a que evolucione el cine, mis películas aportan a este conjunto… pero no me importan demasiado las etiquetas, simplemente quiero seguir progresando como director.
CA: Hablemos del cine filipino. ¿Puede contarnos cómo está la industria filipina del cine en estos momentos? Sabemos que hay un mainstream brutal, de hecho el Manila Film Festival es su reflejo… ¿Cómo se encuentra el cine de autor, el cine independiente en Filipinas?
BM: Realmente el panorama está muy dividido. Tenemos, efectivamente, un gran circuito comercial, que realmente lo que tiene es una audiencia interesada en ese tipo de películas y cuyo interés es sólo generar dinero y no tiene ningún interés en el cine independiente. Por otra parte, en Filipinas tenemos 3 ó 4 festivales de cine independiente, lo que no está mal, pero el problema es la distribución de todas estas películas, y creo que es un problema además que compartimos, que tenemos en común con España. En mi caso lo que intento hacer es hablar con los estudiantes, llegar a los estudiantes, porque a través de ellos es como se puede crear un público interesado en estas producciones, porque es imposible competir con el cine comercial. Además, creo que para que el cine independiente siga vivo lo que hay que hacer es mantener la existencia de ese público y también el interés de los productores, porque siempre tiene que existir una inversión. Por lo tanto, mi aportación se basa en crear o mantener esta audiencia educando a ese público joven. Trabajar con los estudiantes es un camino complicado, pero yo estoy bastante satisfecho con mi trabajo en Filipinas, de hecho, las comunidades locales e incluso el Ministerio de Educación se han interesado en este tipo de cine. Me puse en contacto con ellos y se interesaron en ayudarme con algunos proyectos. Por ejemplo, hubo una película llamada Manero que trata de una joven que vive en las montañas, forma parte de una minoría social, y lo que intenta es enseñar a sus vecinos a leer y escribir con el objetivo de que puedan votar. Esta película está siendo proyectada por el Ministerio de Educación, por lo tanto estoy satisfecho porque todo eso sirve para algo. Manero es una pequeñísima producción, quizás fue la tercera película que hice después de Masajista, y es una película con un presupuesto muy, muy, muy bajo pero que, sin embargo, hizo el circuito de festivales en Europa.
CA: ¿Qué nos puede contar de su próximo proyecto?
BM: Mi próximo proyecto, en el que ya estoy trabajando, tratará sobre boxeo ilegal con menores.
CA: ¿Cómo ha sido su estancia en Sitges? ¿Le hemos tratado bien?
BM: Realmente me gusta mucho, porque el clima es cálido. Un poco como la gente, también muy cálida. Además el ambiente es muy relajado, el público siente pasión por este tipo de cine y creo que la gente es feliz aquí. A veces vas a sitios donde ves que la gente no es feliz, que tampoco está muy interesada por lo que está viendo, sin embargo, aquí es todo lo contrario, además la comida también es fantástica. Veo muchas similitudes entre Cataluña y Filipinas, por ejemplo, la gente llega tarde (aquí le hace un guiño a nuestro traductor que llegó a la entrevista algo más tarde de la hora acordada), hay mucha gente perezosa… También en Filipinas nos gusta mucho echar la siesta y creo que aquí también, hay muchas similitudes pero, sobre todo, la comida que es fantástica.
CA: Una última pregunta. El pasado año en Granada pudimos ver una película que era una especie de comedia paródica basada en su película Foster Child llamada Woman in the Septik Tank. ¿La ha visto? ¿Qué le parece?
BM: Ah sí, la conozco… Cuando la gente intenta imitar mi cine o hacer referencias a mi cine lo tomo como un tributo. Cuando se hace referencia a algo que he dicho o he hecho lo tomo como un tributo. Pero en este caso no se debe tomar realmente como una crítica al cine independiente, especialmente la escena cerca del final con el coche, para mí no es buena. El principal problema de los directores independientes filipinos no son los escenarios, el principal problema de los directores de cine independiente es el dinero. Creo que hay que partir de la base de que un cineasta independiente no buscaría a una superestrella para que apareciera en su película, como sucede aquí. Está bien, creo que es una película entretenida y divertida, los productores me invitaron a verla y es divertida, pero debe tomarse como una parodia al cine independiente, no como una crítica real.
Por Jorge Endrino (Asiateca) y Gloria Fernández (CineAsia)
Fotos: Lola Marín y Mario Herrera