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Hablamos con: Li Cunxin, verdadero protagonista de «El Último Bailarín de Mao»

13/12/2010

‘Encontrar y perseguir tu pasión’. ‘Permanecer fiel a ti mismo’. ‘Mantener un estado mental positivo’. ‘La determinación, el trabajo duro, el coraje y la persistencia te ayudarán a conseguir tus metas’. ‘Convertir tus sueños en realidades’. ‘Adaptarse al cambio y potenciar habilidades’. Todas estas afirmaciones son las que Li Cunxin ha llevado y sigue llevando por medio mundo, dando conferencias en distintos foros. Universidades y empresas de todo el mundo (American Express, Toshiba, Fujitsu, IBM, Oracle, Shell…) contratan sus servicios de ‘speaker’ para que comparta la experiencia de su vida y a través de ella mejorar su vidas profesionales y personales. Una vida que este próximo viernes podremos ver en las pantallas de España con la película El Último Bailarín de Mao. De origen campesino y humilde, Li Cunxin, mantiene esa humildad de aquéllos que se han mantenido fieles a su corazón por muchos éxitos con los que la vida les haya bendecido. En el emblemático hotel modernista en pleno Paseo de Gracia barcelonés, el Hotel Casa Fuster, rodeados de cojines y sofás cálidos y confortables, tuvimos la oportunidad de charlar con el exbailarín, ahora empresario: una entrevista que supo a poco, porque cuando conoces a Li Cunxin, desearías poder compartir mucho más tiempo su manera de pensar y de ver la vida. Todos deberíamos aprender un poquito más de él y de su particular odisea.

CineAsia: ¿Por qué en un momento dado decidió escribir un libro sobre su vida?

Li Cunxin: Yo nunca quise escribir un libro. Cuando después de 20 años terminé con mi carrera de bailarín y cerré mi etapa de 16 años y medio de hacer tours bailando por América y Europa y también acabé mi trabajo de 3 años y medio como bailarín principal del Ballet de Australia, me retiré del mundo artístico. Entonces, un buen día fui a pasar un tiempo a un lugar de la costa cercano a Melbourne con algunos amigos y mi familia. Uno de los amigos que iban en mi grupo era de hecho escritor, era un autor, y después de oírme hablar me dijo: Li deberías escribir tu historia, porque tu vida puede dar ánimos a la gente, puede darle coraje y ayudarla’. Y realmente fue por esa razón: si mi historia podía inspirar a otras personas en el mundo, quizá sí que debería contarla.

CineAsia: ¿Imaginó usted en ese momento que su historia tendría tanto éxito, que su libro sería algo así como un ‘negocio’?


Li Cunxin: ¡No, qué va! En mi mente sólo pensé: si mi historia puede inspirar a cincuenta o a cien personas, si puede hacer que sus vidas mejoren, si puede hacer que trabajen duro en sus vidas, eso ya para mí sería un éxito. Pero nunca pensé que se convertiría en un best-seller nacional. Nunca podría habérmelo imaginado.

CineAsia: ¿Y que traspasaría las fronteras de Australia y se convertiría en un éxito en todo el mundo (el libro ha sido vendido en más de 20 países y traducido a otros tantos idiomas)?

Li Cunxin: No, nunca pensé que mi historia pudiera interesar y ser una inspiración para tanta gente. Realmente ahora me siento muy halagado, muy orgulloso por este hecho, sí.

CineAsia: ¿Cómo alguien como usted, formado en una disciplina artística como la danza, pasa a convertirse en un broker (corredor de bolsa), en un hombre de negocios, algo tan alejado aparentemente de las artes?

Li Cunxin: Para mí, en aquellos momentos fue más algo así como ‘lo que necesitaba hacer’ para seguir adelante. Tenía una familia en China que dependía de mí: mi padre, mi madre y mis 6 hermanos que tenían que seguir viviendo. Y además tenía que ayudar a mi propia familia y hacer que mis propios hijos tuvieran una buena educación. Realmente mi objetivo era ese. Quizá con la danza, o con las tareas de consejero en esta disciplina no fuera suficiente, así que me reté a mí mismo. Pensé: me voy a probar a mí mismo y ver cómo puedo superarme en mi vida. Ver si podía dar más de mí mismo y ser otra persona en el mundo de los negocios. Así que me reeduqué a mí mismo: hice cursos de finanzas y cuando los aprobé, me metí a sacarme la carrera durante 2 años y medio, para que cuando mi carrera de bailarín se hubiera terminado pudiera tener algunas ofertas de trabajo. Así fue, mera supervivencia.


CineAsia: ¿Cómo se inicia la idea de hacer una película sobre su libro? ¿Cómo fueron los primeros contactos con el director Bruce Beresford?

Li Cunxin: Fue cuando el libro se convirtió en un best-seller, pero, ¿sabes?, lo más extraño es que cuando yo deserté en América, Hollywood ya me ofreció la posibilidad de hacer una película, en los años 80. Me ofrecieron 3 guiones, pero yo no quise. Así que cuando el libro se convirtió en todo un éxito, de nuevo Hollywood y productores de Gran Bretaña y de Australia volvieron a proponerme realizar una película sobre mi historia. Pero yo no quería, yo pensaba que con un libro ya era suficiente y hacer una película me producía demasiado miedo. Porque, ya sabes, se han oído muchas historias horribles sobre la historia de alguien, que Hollywood hace su versión y resulta que son totalmente diferentes… Todo eso me ponía muy nervioso. Entonces, un día recibí una llamada de teléfono del guionista de la película Shine, Jan Sardi. Él estaba absolutamente fascinado con mi historia y por los aspectos más sensibles de ella. Así que tuvimos un encuentro, me presentó a los productores de Shine, y cuando supe que Bruce Beresford estaba interesado en dirigir la película, entonces es cuando pensé: ‘guau, creo que esta vez va a ser que sí, esta es la oportunidad de que se haga una película con una historia real, con la historia real de mi vida’. Así que simplemente dije: ‘sí’.

CineAsia: ¿Y está usted satisfecho con el resultado?

Li Cunxin: Sí, totalmente, creo que han hecho un hermoso film… y además es real.

CineAsia: ¿Trabajó en la producción de la película (supervisó el guión) o sólo asesoró en la elección del bailarín protagonista, Chi Cao?

Li Cunxin: Trabajé en la supervisión del guión durante unos 12 meses, trabajé junto con Jan todo un año en su escritura. También estuve involucrado en hacer los contactos necesarios con la compañía del Ballet de Australia. Presenté a Bruce Beresford a la compañía porque él quería que los que hicieran las escenas de danza fueran realmente bailarines, no quería que actores hicieran de bailarines, eso sería contraproducente. Él quería que los bailarines fueran reales y en eso le ayudé, pues hice que tanto Bruce Beresford como los productores pudieran ver a muchos bailarines para que escogieran. Además de ayudarles con Chi Cao, también lo hice en la elección del Li “mediano”, el Li adolescente, Chengwu Guo, que fue encantador. Así que yo era como un consejero especial de la película: los coreógrafos me llamaban todo el tiempo, la gente de vestuario también me preguntaban sobre la ropa que vestíamos… Así que me involucré muchísimo.

CineAsia: ¿Y ha supervisado también las escenas de danza, de ballet?

Li Cunxin: No exactamente, porque ellos ya tenían a sus propios coreógrafos, pero cuando ellos necesitaban mi ayuda o mi opinión en algo, yo estaba allí y colaborábamos.

CineAsia: ¿Y le ha gustado el resultado final de esas escenas?

Li Cunxin: Sí, creo que los dos (Graeme Murphy y Janet Veron) tienen mucho talento.

CineAsia: Quiero preguntarle por el último plano de la película: usted y su mujer y la bandera comunista en 2º plano… (no desvelo más para no estropear el momento). Me ha hecho pensar: a pesar de todo, quizá, sin esa China comunista de Mao usted no habría llegado a ser nunca lo que es ahora. ¿Me he explicado bien?

Li Cunxin: Sí, sí, te entiendo perfectamente. Creo que es increíble, realmente increíble, tienes toda la razón. Sin la China comunista probablemente yo nunca habría querido ser un bailarín brillante. Ellos me dieron un entrenamiento absolutamente increíble, les tengo que estar agradecidos por el adiestramiento en la danza. Me enseñaron una cosa tremendamente valiosa: la disciplina, que creo que es una de las cosas más importantes en esta vida para conseguir el éxito. Así que creo que sí, que en mi corazón siento que, aunque la China comunista hizo cosas muy malas (hizo que mucha gente acabara en la miseria, que mucha gente muriera, etc.), creo que en mi faceta de artista salí beneficiado por los entrenamientos que me hicieron hacer.


CineAsia: No he tenido todavía la oportunidad de leer el libro y me gustaría saber, ¿qué licencias se ha tomado el film con respecto al libro?

Li Cunxin: Claro, el libro abarca más de 20 años de mi vida, es muy largo, y la película no llega a las dos horas de metraje con lo que el cine tiene que comprimir mucho. Por ejemplo, yo viajé a América dos veces: la primera vez estuve seis semanas y la segunda vez mucho más; la película sólo muestra una única vez. En el libro se pueden leer más cosas sobre las veces que hablé con mis hermanos o vi a mis padres y lo que significaban para mí, y no así en la película. Pero a la vez hay otros momentos que sí están en la película y que son tremendamente dramáticos y, sin embargo, si lees el libro, tendrías que usar tu imaginación para recrearlos.

CineAsia: Pero por ejemplo, ¿es verdad que volvió a ver a sus padres de la manera que cuenta la película (el momento más emotivo de todo el film, de ahí que no os cuente nada)?

Li Cunxin: Sí, es totalmente cierto, fue así como los volví a ver. Por eso te digo que el film es real al 95%. Es increíble, pero verdad. Y por eso es por lo que me siento tan feliz por que se haya hecho esta película, porque normalmente eso es muy difícil de conseguir. Por ejemplo, el momento en que yo decido desertar, en el Consulado de China en Houston, es totalmente cierto. Incluso si me pongo a pensar, lo que me ocurrió de verdad es incluso más escalofriante de como lo cuenta la película.

CineAsia: He estado viendo su página web (www.licunxin.com) y las palabras ‘determinación’, ‘pasión’, ‘coraje’… están por todas partes, pero, ¿también algo de suerte, no? ¿Qué hubiera sido de usted si la maestra de la escuela de su pueblo no lo apunta con el dedo para que la delegación de Mao le diera una oportunidad?

Li Cunxin: Sí, seguramente nunca me hubiera convertido en un bailarín de éxito. Correcto. Estoy de acuerdo contigo. De hecho tuve no un poco, si no mucha suerte. Suerte de que aquella maestra me señalara con el dedo; suerte de haber tenido en Beijing el maravilloso profesor que tuve, el cual fue mi inspiración; suerte de que me viera y de conocer a Ben Stevenson (director del Houston Ballet); suerte al conocer al increíble abogado (se refiere a Charles Foster, interpretado en la película por Kyle MacLachlan); y suerte por poder conocer al matrimonio Bush, sobre todo a George Bush padre, que en aquel momento daba su apoyo al Ballet de Houston y me vio bailar y de ahí que decidiera ayudarme. De hecho fue por ellos que mis padres pudieron venir a los EEUU: tanto George como Barbara Bush hablaron y presionaron a la Embajada China de Washington para que permitieran a mis padres viajar, obtener el permiso para salir de China para que pudieran verme bailar. Así que creo que sí, algo de suerte, pero también mucha determinación, mucha pasión y mucho trabajo duro.


CineAsia: A usted le tocó vivir una etapa muy dura, la China comunista de Mao… Dígame, ahora, con la distancia, ¿cómo ve a la China de ahora?

Li Cunxin: Yo creo que la China de ahora es una China completamente distinta de la que yo viví en aquella época. Es una China mejor. La gente vive con mayor libertad que antes, que seguro que no es la suficiente, todavía no es la suficiente. La etapa que me tocó vivir, sobre todo a mis padres, fue una época muy difícil, mucha gente moría, vivíamos bajo un sufrimiento terrible… Pero a la vez, a la gente de mi generación, esta época también nos hizo que sintiéramos un aprecio mucho mayor por la vida. Por ejemplo yo, con todo el éxito que he conseguido, todavía no doy en mi vida nada por hecho: realmente aprecio y atesoro cada cosa que tengo en mi vida, simplemente por el hecho de respirar para vivir siento que tengo mucha suerte.


CineAsia: Creo Sr. Cunxin que no podríamos haber terminado la entrevista con una frase final mejor, así que no le preguntaremos nada más. Gracias por el placer de conocerle.


Gloria Fernández y Enrique Garcelán
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