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Hong Kong Classic Collection: De Profesión Invencible (HK, 1971).

17/03/2012

Ficha Técnica: Título Original: Tian Xia Di Yi Quan País: Hong Kong Director: Cheng Chang Ho (aka Chang-hwa Jeong) Reparto: Lo Lieh, Bolo Yeung, Tien Feng, Wang Ping, Hsiung Chao. Género: Artes Marciales Duración: 97 mins.

Convertida en obra de culto al ser una fuente de inspiración para Quentin Tarantino (de la que tomó prestado su “leit motiv” musical y algunas ideas para los combates de Kill Bill), esta odisea marcial protagonizada por Lo Lieh se erige como uno de los títulos fundamentales de los muchos que surgieron de la factoría de los hermanos Shaw. En parte porque The King Boxer (1971), nombre por la que se conoce internacionalmente, influiría a otros realizadores vinculados a la compañía (sin ir más lejos a Lau Kar-Leung y Wang Yu, actores que tantearon brillantemente la dirección), pero también porque Lo Wei la tomó como modelo para rodar paralelamente la sí más popular Furia Oriental (1972), al servicio de un Bruce Lee entregadísimo, y gracias a la copiosa visión comercial de la Golden Harvest (nunca se ha aclarado por qué el estreno de la cinta de Wei se adelantó un par de meses, pero siempre se consideró que The King Boxer fue el resultado del exitoso filme de Lee, sobretodo porque en Estados Unidos no se estrenó hasta al cabo de un año). Sea como fuere De Profesión Invencible es un inteligente ejercicio marcial que denota pasión desde el minuto uno hasta su precipitada resolución final: un veterano maestro de kung fu envía a Chih-Hao, su discípulo aventajado, a una escuela local con el objetivo de que participe en el torneo de artes marciales provincial, torneo en el que participará otra academia rival que pretende eliminar cualquier obstáculo que impida que algunos de sus mejores alumnos lleguen a la final. Por esta razón contratan a tres expertos karatekas para frenar las ansias participativas de todos sus rivales. Y aquí entra en juego el rudo de Lieh: después de muchos entrenamientos espartanos, traiciones por parte de algunos de sus compañeros y renunciar a su prometida, consigue dominar la técnica secreta que le permitirá convertirse en el campeón de los campeones: la palma de hierro, una llave marcial que ilumina sus manos de forma rojiza cada vez que la emplea.

Un festival de piruetas marciales que viene respaldado por una retahíla de actores dispuestos a romperse la crisma, con tal de dar verosimilitud al kung fu que vemos en los fotogramas (entre ellos al habitual Tien Feng, liderando la manada de los malvados luchadores tramposos), siendo coreografiado para la ocasión por Liu Chia-Yung (seudónimo de Lau Kar-Wing, es decir, el hermano de Lau Kar-Leung). Y ya que hablamos de actores, cabe mencionar que a Bolo Yeung le brindaron la oportunidad de lucirse por vez primera en un rol secundario, con un cortado de pelo imposible a modo de hippy shaolin. Sin embargo, lo que más destaca por encima de las cabriolas mortales y los ya clásicos efectos de sonido “made in Shaw”, es el inteligente uso del cinemascope en esas secuencias rodadas en interiores (por ejemplo en las tascas donde se producen los altercados entre Lieh y los esbirros de la escuela rival). Para los más neófitos en la materia hay que apuntalar que, para ser un buen seguidor del cine de los hermanos Shaw, uno debe familiarizarse con varios aspectos que definen a la compañía: sin duda alguna el Shaw Scope es uno de los buques insignia que le otorgan un distintivo diferencial a otras cintas de la época. Y es que siguiendo el sistema de filmación desarrollado por Henry Cheretien, los cinematógrafos de la Shaw patentaron su propio formato widescreen para que se adaptase a los ambientes de filmación, situados principalmente en lujosos platós. La profundidad de campo que se puede apreciar en The King Boxer luce y se expande más allá del fondo de la pantalla, más allá de lo que pueden llegar a asimilar nuestras retinas. Una buena muestra de ello se da cuando uno de los aliados de ambigua personalidad, justo antes de cometer traición, se refugia en un local de alterne en el que una muchacha está ofreciendo un recital: la cámara se desliza desde detrás de la sala hacia la hermosa damisela vestida con un traje rosa, para concluir en un corte de plano y situar la cámara a espaldas del ebrioso luchador; en un plano fijo de varios segundos podemos percibir, desde el fondo hasta primera línea de campo, todos los elementos de atrezzo que configuran la escena en cuestión. Una muestra pues del potencial técnico que se puede apreciar en esta lograda producción de culto, en el que el diseño artístico remarca esos trucajes que justifican el uso del Shaw Scope, al utilizarse murales ilustrados para insuflar una mayor profundidad de campo en ambientes exteriores. Y es que, además, fue una de las que más popularizó los famosos zooms mareantes, que vistos hoy en día no son precisamente ninguna pericia técnica, pero que en su época marcaron tendencia entre los jóvenes realizadores hongkoneses (aunque Chang Cheh ya había experimentado con ellos en obras fundamentales como El Espadachín Manco).

Una joya que deberíais rescatar del olvido por varios motivos: principalmente por su impecable factura técnica, pero también porque viene avalada por Tarantino (muy probablemente la descubrió en alguna sala “grindhouse” de la época, pues en Norteamérica fue rebautizada como 5 Fingers of Death y exhibida bajo la marginal clasificación R). Y sobretodo porque parafraseando a los títulos de crédito nos permite disfrutar de… another Shaw production!

Lo mejor: la velocidad con la que avanza la trama, el desarrollo conceptual de los personajes, la banda sonora icónica, los momentos en que Lo Lieh utiliza la técnica mortal y los decorados.

Lo peor: que los travelling laterales no funcionen al 100% con el Shaw Scope.

Valoración: 8/10

Por nuestro colaborador Eduard Terrades Vicens

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