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Hong Kong Classic Collection: The Assassin (1967)

01/03/2012

Título Original: Da Ci Ke País: Hong Kong  Año: 1967 Director: Chang Cheh Reparto: Jimmy Wang Yu, Lisa Chiao Chiao, Tien Feng, Hsiang Chun Li  Género: Drama histórico / Wuxia pian Duración: 113 min.

No, no se trata del filme que inspiró a John Woo para planificar The Killer (1989), pero sí el que probablemente influenció a Zhang Yimou para rodar su poética Hero (2002). Y es que estamos ante uno de los mejores largometrajes de género marcial de todos los tiempos y, por qué no decirlo, de los que se facturaron en la mítica compañía Shaw Brothers. A priori contiene todos los ingredientes para ser un magnífico espectáculo cinematográfico, un wuxia pian rupestre con un despliegue temático que asentaría las bases del género para las siguientes décadas: acción con espadas aliñado con sangre “made in titanlux”, héroes que desafían las leyes de la gravedad, un romance de por medio y conspiraciones políticas en una época de turbulencias dinásticas (la trama se ubica en el proceso de transición entre la Dinastía Qin y Han, es decir, en el 206 A.C.). Todo ello orquestado por el mejor cineasta que ha tenido la industria de Hong Kong en nómina: Chang Cheh (1923 ~ 2002), cuya experiencia en este tipo de relatos aún no había alcanzado su cénit y, a pesar de ello, firmó uno de sus mejores trabajos juntamente con la primera entrega de El Luchador Manco (casualidades de la vida, que también rodó en ese mismo año y que se estrenó unos meses antes, concretamente el 26 de Julio). Lo cierto es que Cheh tenía un buen material con el que lidiar, pues la trama de The Assassin está basada en una serie de hechos verídicos documentados por el famoso historiador chino Sima Qian (tal vez el primero, pues nació en el145 A.C.), recogidos en una serie de antologías que han sobrevivido milagrosamente al paso de los siglos. Una de estas compilaciones legadas en forma de enciclopedia primitiva narra todas las hazañas que protagonizaron varios asesinos con el objetivo de conspirar contra el régimen y el emperador, algunos de ellos considerados como auténticos héroes por la plebe. Uno de ellos es el protagonista que se recrea en este ostentoso filme de capa y espada.

Cheh decidió explotar las vicisitudes de un héroe anónimo que decidió abandonar el amor que sentía por una sirvienta y poner su vida al servicio de un magistrado, para poder asesinar al primer ministro del reinado de Han. La trama recorre las peripecias de Nieh Zheng (Jimmy Wang Yu) desde que era un don nadie hasta que, gracias a la ayuda económica de un oficial exiliado (memorable actuación de Tien Feng), puede infiltrarse entre la Corte de Han para cumplir la misión suicida que se ha propuesto. Aunque parezca un argumento de lo más sencillo (y de hecho Cheh sigue una estructura muy lineal), en el nudo central se incluyen pequeñas subtramas que ayudan a reforzar el camino del guerrero hasta que logra encarar su cometido. Así pues, asistimos desde al asesinato de su hermano de sangre (previa disolución de la escuela de artes marciales a la que pertenecen), hasta a las largas conversaciones que mantiene con su mecenas en su lujoso templete (amenizado con algunas ceremonias musicales que nos permiten saborear la excelente composición de música arcaica china), sin olvidar toda la historia de amor que vive en secreto con su amada (una entonada Lisa Chiao Chiao, actriz taiwanesa que se puso al servicio de los hermanos Shaw y que se convirtió en un mito erótico).

Estamos pues ante un wuxia coral en el que todo encaja a la perfección y en que el realizador se toma su tiempo para desarrollar todos los personajes, todo un acierto si tenemos en cuenta que en producciones posteriores iba directo al grano, sin dedicar demasiada atención a la vida de los protagonistas. De todos modos, esta voluntad por favorecer el relato por encima de la acción resta algo de espectacularidad al conjunto, ya que los bailes marciales se pueden contar con los dedos de una mano y en general no se alargan en demasía (como sí sucede y agradecen los seguidores de este tipo de productos en las reivindicables películas de Liu Chia-Liang). Tampoco se debe ver esto como un defecto en una historia en que los combates aéreos aún eran rodados con cierto temor a que se vieran los cables, pues cuando éstos aparecen en la función, lo hacen de forma impactante, ya sea porque están planteados de forma casi minimalista (atención al instante en que Zheng vuela para ejecutar el primer ministro, a más de uno le recordará a una escena clave de Duel to the Death de Ching Siu-Tung, y hasta aquí puedo leer) o ya sea por cómo están diseñados (el asedio de los arqueros a Zheng es para quitarse el sombrero).

Además del estupendo diseño artístico (a cargo de Johnson Tsao, que luego sería reconocido internacionalmente por su trabajo en Kung Fu contra los Siete Vampiros de Oro), otro aspecto muy a tener en consideración, sobretodo para los más melómanos, es la inteligente utilización de todos esos elementos sonoros que sirven para describir los ambientes que frecuentan los personajes o incluso para resaltar las luchas (atención al efecto de sonido que se emplea para los desplazamientos aéreos de Wang Yu). Y obviamente no podemos pasar por alto la completísima banda sonora, una miscelánea de sonoridades muy acorde con el tipo de relato que se describe, y que requiere de un esfuerzo extra para ser degustada en todo su esplendor; un tejido musical clasicista que sobretodo exalta las complejas situaciones en las que se ven inmiscuidos todos los personajes, así como los vínculos emocionales que se establecen entre ellos.

En definitiva, estamos ante una de las obras clave de la cinematografía hongkonesa clásica, indispensable para los amantes del wuxia en general e indicada para los neófitos en la materia. Un viaje histórico que nos deja un sabor placentero una vez la hemos visionado. Masterpiece.     

Lo Mejor: Por encima de toda la maestría que se plasma en imágenes, destaca la narración y la banda sonora (a cargo de Eddie Wang, uno de los compositores habituales dela Shaw).

Lo Peor: Si hay que hacerle algún que otro pequeño reproche, tal vez se podría haber incluido algún combate breve en el ecuador del metraje.

Valoración: 9,5/10

Por nuestro colaborador Eduard Terrades Vicens

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