“Todos tenemos nuestros demonios, pero también nuestros ángeles” (Kim Ki-duk)

Address Unknow: “En Address Unknow, la felicidad no existe. Sus personajes son personas rechazadas por la sociedad. Son como las cartas que no encuentran su destinatario, de ahí el título de la película, no hay felicidad para ellos” (Kim Ki-duk). Sexta película del director, realizada en el 2001, posterior a su internacional La Isla. En ella se cuenta la historia trágica de tres adolescentes que viven en un pequeño pueblo de Corea del Sur en la década de los 70, situado al lado de una base militar americana. Chang-guk es el hijo bastardo de una coreana y un soldado yanqui y vive en un autobús convertido en vivienda; Jihum, hijo de un veterano de la Guerra de Corea, trabaja pintando en una tienda de retratos; y Eunok, que vive con su madre y su hermano, habiendo perdido a su padre en la guerra. Sus vidas estarán marcadas por la historia política de su país. Address Unknow es el máximo exponente de la tristeza: no hay ningún tipo de esperanza para unos personajes perdidos, erráticos y solitarios.
Birdcage Inn / Bad Guy: La prostitución es uno de los temas más recurrentes que Ki-duk utiliza en sus películas como forma de sumisión de la mujer. En Birdcage Inn (1998), su tercer film, aborda la vida de una prostituta que trabaja para una familia que alquila habitaciones y que se sirve de ella para sobrevivir. Las relaciones entre sus miembros y la bella joven desatarán un sinfín de sentimientos contrariados, sobre todo, en la hija mayor, quien siente un extraño amor-odio por la recién llegada (amor casi “lésbico” como también se sugerirá en otra obra del director, Samaritan Girl). En Bad Guy (realizada después de Address Unknow, en el 2001), primer film que cosechó algo de éxito entre el público coreano, Ki-duk cuenta la relación desesperada que se establece entre un mafiosillo de bajos fondos y una joven, a la que obliga a prostituirse en su local. La obsesión, la sumisión, la culpa y el perdón son los sentimientos que se establecen entre la pareja protagonista, sentimientos que los conducirán a la soledad y al aislamiento.

Decepción / Desesperación / Dolor: Sus películas son incómodas de ver, muchas veces, porque nos recuerdan todo lo malo del ser humano, nos recuerdan los momentos dolorosos que hemos vivido y las decepciones que hemos sufrido. Y eso no nos gusta. Nos ponemos en la piel de unos personajes al borde de la desesperación, gente abandonada por una vida que no les perdona y no les concede las mismas oportunidades que al resto. De ahí su decepción. Personajes castigados, traumatizados que buscan, incluso, su propio dolor y autodestrucción, a veces, para regodearse en su infelicidad y, otras, para redimir sus culpas.

Futuro: Futuros inciertos son los que el realizador depara siempre a sus personajes, como incierto es el futuro que prevé para su propio país, cuya sociedad comenta Ki-duk “es muy complicada, basada en la religión y las influencias de la civilizada sociedad occidental. A veces estos dos mundos se entrechocan. Y esto es lo que provoca temas interesantes para mis películas. Mi país va a cambiar mucho en el futuro, tenemos unas relaciones muy tensas con nuestros vecinos del Norte, así que el drama está en la puerta de casa. Y de paso, espero que una nueva generación de cineastas coreanos surja inmediatamente”.

Hierro 3: Por muchos considerada la mejor película hasta el momento del director coreano, Hierro 3 es el film que más satisfacciones le ha dado a Kim Ki-duk a nivel de reconocimiento y comercialización internacional. Siguiendo con la exploración de las miserias humanas, esta vez, su visión es mucho más espiritual y menos carnal, y su narrativa se vuelve más contemplativa y menos agresiva. Un poema de estilizada belleza, un ejercicio de estilo en el que se narra la rutina de un joven inquilino de casas ajenas que ve su día a día alterado cuando, en una de las casas que ocupa, se encuentra con una mujer maltratada por su marido. Entre los dos se establecerá una complicidad, una historia de amor y necesidad entre dos seres inadaptados.
Influencias: “No vi muchas películas antes de convertirme en realizador, en Corea no iba al cine y en Francia vi tres: Les Amants du Pont-Neuf de Carax, El Amante de Annaud y El Silencio de los Corderos de Demme. Cuando regresé a Corea, vi muy pocas películas coreanas, y ninguna me conmovió. Pero cuando me convertí en realizador, vi algunas como Greenfish o Peppermint Candy de Lee Chang-dong, un cineasta que me gusta mucho” (Kim Ki-duk). Aunque muchos de sus personajes recuerdan un poco al universo Kitano, es indudable que Ki-duk es el más europeo de los cineastas coreanos del momento, aunque también el más independiente. Prefiere trabajar de forma autónoma y permanecer fuera de los circuitos normales de producción, así, guarda un absoluto control sobre su propia obra, desde la idea, hasta la comercialización. Algunos críticos experimentados han buscado, sobre todo, en la última parte de su carrera, algunas similitudes con otros films ya existentes y así restarle originalidad al mito: así Primavera, Verano… sería una copia de Mandala de Im Kwon-taek (donde dos monjes siguen el camino de la iluminación), o Hierro 3 se parecería mucho a Vive L’Amour del taiwanés Tsai Ming-Liang (en la que un hombre solitario entra en distintas casas y vive en ellas como si fuera el auténtico propietario).


Mujeres: Ser mujer en una película de Kim Ki-duk…: prostitutas, objetos sexuales, sacos de boxeo, esclavas, locas, culpables, enfermas, samaritanas… Muchas veces se le ha tratado de misógino por la forma de castigar innecesariamente a los personajes femeninos de sus films, aunque a veces, estas fatigas, no son más que una manera de llegar finalmente a la iluminación o el nirvana o, incluso, formas de conseguir la redención y la realización personal. Ki-duk se defiende así: “No es mi propósito el retratar a las mujeres de una manera degradante. La vida es cruel y sólo quiero demostrar lo que ocurre en las relaciones humanas. Es una realidad el hecho de que los hombres tratan a las mujeres de una forma degradante. Y no ocurre sólo en la sociedad coreana, es un problema universal. Nadie me puede acusar de retratar la realidad”.
Nine Directors LTD: Sociedad creada hace cerca ya de dos años por 9 de los directores más punteros de la industria coreana del cine, entre ellos Kim Ki-duk, Park Chan-wook (OldBoy) y Bong Joon-ho (Memories of Murder) para desarrollar con toda independencia sus proyectos cinematográficos. Conscientes de la singularidad de esta unión de fuerzas, los realizadores pretenden que la concatenación de films sea más rápida y que puedan producir íntegramente sus obras.
Odio: Muchos de los personajes de los films de Kim Ki-duk son personas al margen de la sociedad, a la deriva… verdaderos enfermos de odio: es un odio entendido en su contexto amplio, no contra una determinada situación o contra alguien, sino como el sentimiento que se crea cuando no entiendes las cosas que te rodean y tienes que vivir una vida que no comprendes. Por eso, según el director: “tal vez sería mejor hablar de incomprensión que de odio. Por eso hago películas, porque hay muchas cosas que veo y que no comprendo”.
Primavera, Verano, Otoño, Invierno… y Primavera: Película que sorprendió a propios y extraños y con la que Ki-duk inició una nueva etapa dentro de su carrera. La etapa de la serenidad, de la contemplación, de la calma, de una puesta en escena mucho menos trasgresora pero igual de contundente en los temas a tratar. Él mismo cuenta su cambio: “En este momento mi vida se ha vuelto muy tranquila, no quiero pelear con nadie, me siento listo para recibir los golpes pues entendí la tristeza que viven los otros (…) La imagen invernal que emerge de la película (el director es a la vez actor en una de las partes del film) es idéntica a mi vida actual, a mis interrogaciones actuales. Cambié mucho estos últimos años, y en especial haciendo esta película”. La historia del anciano monje y su pequeño discípulo en un templo en el centro de un lago que contemplamos en Primavera, Verano…, es una historia para dejarse llevar por los sentidos y las sensaciones.



The Coast Guard: Film producido en el 2002 y que marca la transición hacia una nueva etapa de su director (detrás de él vendría la kármika Primavera, Verano…). Es la segunda vez que Ki-duk retrata las secuelas que dejó tras de sí la guerra coreana (ya lo hizo en Address Unknow), pero esta vez de forma menos lograda y quizás, menos ambiciosa (aunque contara con el protagonismo de Jang Dong-gun). Eso sí, hay escenas simplemente bellas, que ya quisieran para sí otros directores. En un puesto fronterizo entre Corea del Norte y del Sur, vigilado por si hay eventuales incursiones de espías enemigos, un soldado surcoreano mata a un civil creyendo ver en él al enemigo. Alabado por todo el cuartel, pero odiado por la población civil, el joven soldado llegará al borde de la locura. Quizá una puesta en escena demasiado excesiva (exceso de locura, exceso de violencia, exceso de metraje…) para condenar un episodio clave en la historia de Corea.
Utopía: En muchas ocasiones la única válvula de escape de los personajes que plantea Kim Ki-duk es la utopía, la idealización de una vida mejor, en un lugar mejor. Así, el director juega con el espectador y con sus protagonistas hasta llevarlos al límite; son individuos solitarios y abandonados, en continuo viaje a la búsqueda del amor, de la comprensión… Viaje, cómo no, con un final inalcanzable, utópico.
Violencia: “Todo el mundo tiene la intención de imponer su violencia a alguien, y después llega el remordimiento. Ese sentimiento de culpa, hace que la violencia se vuelva contra uno mismo. Todos somos seres tristes que viven el sufrimiento” (Kim Ki-duk). La violencia es, sin duda alguna, el elemento clave en la filmografía de Ki-duk. Es una violencia salvaje, que el director pretende justificar a toda costa, pues forma parte de la idea del mundo que tienen sus protagonistas, de la idea de sociedad e, incluso, de la idea del propio hombre, de los instintos que nos guían y de las fuerzas que nos gobiernan. Las relaciones entre los personajes son violentas (sean del sexo que sean), el sexo es violento, los desenlaces son violentos… incluso en esta etapa más espiritual que está viviendo el director, utiliza el recurso de la violencia, aunque quizá no de forma tan explícita como en su primera etapa.
Wild Animals: Segunda película del director, rodada íntegramente en Francia en 1996 después de Cocodrile. Vuelve aquí Kim Ki-duk a trabajar de nuevo con su actor fetiche Jo Jae-hyeon, quien hace las veces de un pintor convertido en delincuente callejero, enamorado de una mujer imposible y ligado a un inmigrante norcoreano acabado de aterrizar en tierras francesas. Su amistad y su inclusión en las mafias del lugar les llevarán a cruzar las líneas, a veces muy delgadas, entre la lealtad y la traición, el coraje y el miedo, etc. Wild Animals es un mosaico de personajes controvertidos, donde el realizador muestra su amor por Francia y por la pintura.
Y después: ¿Qué es lo próximo de Kim Ki-duk después de Arirang? En el año de su regreso al panorama internacional, Kim Ki-duk, tras el galardón recibido en Cannes, se enfrenta a un nuevo proyecto, Amen. Sin regresar a Corea, decide enfrascarse en la historia de una joven coreana que va a la búsqueda de su novio que vive en Europa. Tras ser violada en el tren la joven continúa buscando a su amado, a la par que el violador le va devolviendo una a una sus pertenencias. Una película que el director de La Isla (2000) ha definido como “amor, vida como contrario a la muerte, vivir y cine” y que en su composición final ha recordado mucho al estilo dogma impulsado por Lars von Trier.
Zoológico: “Creo que no existe una gran diferencia entre las relaciones que se establecen entre los seres humanos y las relaciones entre humanos y animales. Las primeras están basadas en la comunicación verbal, pero entre un humano y un animal se establece un lazo de confianza mutua, es como un instinto natural.” (Ki-duk). La larga profusión de animales en las películas de Kim Ki-duk (peces en Birdcage Inn, tortugas en Cocodrile, perros en Address Unknow, etc), hace pensar en su utilización como catalizadores de las miserias humanas, ellos siguen los mismos destinos que sus compañeros humanos y correrán la misma suerte.
Gloria Fernández (CineAsia)