Jia Zhangke es la materialización modélica de la reclusión voluntaria en el propio universo que abanderan, sin orden ni concierto, todos los cineastas de la Sexta Generación y sus satélites. Nacido en Fenyang, una ciudad modesta de la provincia de Shanxi, Jia no reniega de sus raíces rurales, ni ahora ni cuando sus compañeros en la Academia de cine de Beijing le despreciaban por vulgar campesino, ni cuando la crítica cosmopolita denunciaba el exacerbado localismo de sus primeras películas o la imagen presuntamente distorsionada que de la China ultramoderna dan sus pedazos de celuloide.
«Cuando no se tiene la costumbre de comunicarse, recurrir a la violencia es el método más rápido y eficiente del que disponen los débiles para salvaguardar su dignidad» Jia Zhangke, director de Un toque de violencia.
China sigue cambiando con gran rapidez, y parece más próspera que antes. Sin embargo, mucha gente se enfrenta a una crisis personal debido al desigual reparto de la riqueza y a la creciente disparidad entre ricos y pobres, la violencia se incrementa. Un toque de violencia, película que obtuvo el premio al mejor guión en el Festival de cine de Cannes 2013, se basa en cuatro muertes, cuatro incidentes que realmente tuvieron lugar en China en los últimos años, tres asesinatos y un suicidio. Ocurrieron en Shanxi, Chongqing, Hubel y Guangdong; en otras palabras, de norte a sur, abarcando gran parte del país. El director quiso usar estas noticias dispersas para realizar un amplio retrato de la vida en la China contemporánea.
Aunque no consiga explicárselo claramente, las cuatro personas y los incidentes que protagonizaron le recordaron al director las películas de artes marciales del maestro King Hu. Los dilemas a los que debemos enfrentarnos han cambiado muy poco a través de los siglos. En esta sociedad “civilizada” que ha tardado tanto en evolucionar, ¿qué une realmente a una persona con otra?
Un toque de violencia se estrena el próximo viernes 25 de julio en nuestro país.