Era viernes. Amanecía un día normal. Marc Bernabé desde Tokio nos los relataba: «Ha amanecido otro día perfecto en Tokio. ¡Vamos allá!» Leí el tuit desde Málaga, cuando la lluvia no daba tregua a nuestro viaje por tierras andaluzas.
Unas horas más tarde todo había cambiado. Terremoto de escala 8’9. Tsunami. Réplicas contínuas. Imágenes por televisión de barrios enteros en Sedai anhegados por las aguas. Más réplicas. Los presentadores de la televisión nipona retransmitiendo las noticias con casco…
En 1923, el gran terremoto de Kanto destruyó Tokio y mató a más de 100.000 personas. Dos jóvenes aprendices de cineasta paseaban juntos por las calles de un Japón devastado. Heigo, hermano de Akira Kurosawa de 17 años, y el pequeño Akira, de 13 años. Los cadáveres de humanos y animales se apilaban en cualquier rincón. Cuando Akira intentó apartar la vista, su hermano Heigo le obligó a sostenerla. Kurosawa recordaría más tarde que esta experiencia le enseñó que mirar de frente a lo que lo aterraba, era el modo de vencer su propio miedo.
La catástrofe que está asolando al pueblo japonés desde el pasado viernes , la hemos vivido en esta ocasión, en mayor o menor medida, desde nuestras casas: a través de la televisión, redes sociales. Esta vez hemos sido centenares, miles los Akiras y Heigos los que hemos paseado a través de las calles donde se acumulaban las casas arrastradas por el agua, o las explosiones en las centrales nucleares.
Después de varios días de informaciones, imágenes, comentarios, reflexiones, me quedo con los últimos tuits de Kirai, de hace tan sólo unas horas: «complicadísimo concentrarse en el trabajo«. O el siguiente: «a donar sangre por las víctimas«. Es momento pues de comenzar a reconstruir, a la vez que de pensar en ayudar a los demás. En este sentido el pueblo japonés es un ejemplo para todos nosotros. Solo espero que el resto estemos a la altura para colaborar en la medida en la que podamos.
¿Y qué hacer?
Os propongo algo. Me gustaría enviar a Japón toda nuestra fuerza en forma de frases. Esta semana la frase semanal de CineAsia la construímos entre todos. Es nuestra humilde manera de ayudar a todos los pequeños Heigo y Akiras que ha dejado este terremoto en Japón.