Este viernes 22 de julio se ha estrenado Lunana, un yak en la escuela de Pawo Choyning Dorji, nominada a mejor película internacional en la edición de los Óscar de este año, historia que trata directamente sobre lo importante que es el derecho a la educación, y las diferencias, tanto económica como socialmente, de la vida rural, y cómo muchas veces las damos por hecho y no apreciamos las cosas más sencillas de la vida.
Siguiendo a Ugyen, un joven de ciudad y maestro al cual destinan a Lunana, una de las aldeas más remotas de la zona, para enseñar a los niños del pueblo, veremos cómo deberá conseguir adaptarse al estilo de vida de la aldea, completamente diferente al de la ciudad, descubriendo todo lo que la naturaleza y las raíces de su propia cultura, y sobre todo de la gente del pueblo, le pueden aportar. Algo fascinante es el descubrir que el propio elenco estaba formado por los habitantes de la propia aldea, donde además se rodó el film, dando aún más énfasis a esa importancia de las raíces, y haciendo que la historia fluya de forma mucho más natural, sin olvidar mencionar que acabas cogiendo cariño a todos los habitantes.
Lunana, un yak en la escuela, aunque sencilla, te llena de emotividad, reforzando la idea de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas, y animando a su vez a apreciar el contacto con nuestro entorno, ya sea con las personas que nos rodean, o simplemente con las pequeñas vivencias de nuestro día a día.
Por Hannah Martínez