Autor: Taro Iwashiro
Año: 2009
Como creo que no hace falta decir, Kamui Gaiden es la adaptación a imagen real del clásico manga creado por Sanpei Shirato de 1964 a 1971. Tras muchos años desde su creación y tras una serie de anime, no fue hasta el 2009 que no se estrenó una película basada en las aventuras de este ninja que deserta de su clan y luego es eternamente perseguido y buscado por sus antiguos compañeros de grupo. El director de esta adaptación, Yoichi Sai, en principio no parecía la elección más adecuada ya que tras dirigir dramas como Blood and Bones, poca experiencia tenía dirigiendo escenas de acción. La verdad es, haciendo un análisis rápido del film, que aunque se muestra competente a la hora de rodar las escenas de acción, con cables y demás, falla a la hora de contarnos la historia, en mi opinión floja, con tramas que empiezan y se abandonan (dando casi la impresión de tratarse una película con episodios) y unos efectos digitales poco conseguidos.
Pero aunque el film fuera fallido, aquí hemos venido a hablar de la música, cuya responsabilidad fue a parar a manos de uno de los mejores compositores del cine japonés actual, Taro Iwashiro. Iwashiro lleva ya unos cuantos años trabajando como compositor para cine, animación o lo que le surja; seguramente su trabajo más conocido sea el de Acantilado Rojo, la mega-superproducción de John Woo en dos partes. Como trabajos destacados suyos podemos destacar Azumi, Memories of Murder, Blood and Bones… Esta última, como he comentado más arriba fue dirigida por Yoichi Sai: está visto que establecieron una buena relación durante la realización de este film y decidieron volver a colaborar juntos en Kamui Gaiden.
Entrando a comentar la música, puede sorprender si la escuchas sin haber visto el film pues, aunque está compuesta para una historia de aventuras, el tono es más bien lento, melancólico y triste. Una vez que vemos la película, comprendemos que lo que Iwashiro quería mostrar era el carácter solitario del protagonista, condenado para siempre a huir y vagabundear para evitar ser capturado por sus antiguos compañeros de clan. También sorprende la elección de instrumento en algunos de los cortes, como en el cuarto, “Sacrifice” o en el décimo, “Just One Untold Story” donde se recurre al acordeón, instrumento en principio poco habitual para una historia ambientada en el Japón feudal, pero que sin embargo funciona y ayuda a acentuar el tono triste y nostálgico buscado. En el corte 5, “Bloody Dance”, este estupendo tema conoce una variación en un estilo de baile cercano al vals. Pese a todo, hay que decir que este no es el tema central de la película. Éste lo podemos encontrar en el corte que da comienzo al disco, también un tema severo, afligido para el personaje de Kamui. Aunque es bueno, creo que personalmente me quedo con el tema que he comentado antes. Este tema está menos presente en la edición discográfica. En el breve último corte también podemos escucharlo.
Pese a todo lo dicho, también nos encontramos con momentos para la acción en el disco. Así tenemos el corte número 2 “Survival Field”, con presencia de agresivas, rítmicas percusiones y flautas disonantes, el rítmico número 8 “Fate vs. Death”, o el más trágico número 9, “Farthest Red Ocean”. Como he comentado antes, estos cortes son los menos abundantes y podría hacer parecer que en la película apenas hay acción, aunque luego no es así.
Nos falta por comentar el corte número 11, “Alive”, típica balada pop comercial a cargo de Kumi Koda y que en el film acompaña los créditos finales.
Como resumen, hay que concluir con que se trata de una excelente banda sonora, donde Taro Iwashiro demuestra su habilidad para la composición de excelentes melodías, cargadas de sentimiento, elegantes y de gran belleza, como es el caso, donde otorga a todo el CD un aire trágico y de melancolía. Aunque el empleo de un instrumento como el acordeón, tan poco habitual para una historia japonesa como esta, puede chocar y resultar inadecuado, al final contribuye a reforzar la tristeza que se quería expresar y terminamos dándonos cuenta de que la elección no sólo no ha sido equivocada sino totalmente acertada.
Puntuación: 8/10
Por nuestro colaborador Felipe Múgica