Hemos querido iniciar el año en Phenomena recordando un film que cambió el cine asiático a principios del segundo milenio a pesar de no tratarse de una producción cien por cien asiática, haciendo ampliar las miras de las productoras de todo el continente y poniendo de moda de nuevo un género tan arraigado en la cultura popular del sur de Asia como el WuXia. En el año 2000 Ang Lee estrenaba Tigre y Dragón, que recuperamos en el cine barcelonés Phenomena el próximo día 20 a las 22:35 en una sesión en la que volver a disfrutar con uno de los grandes éxitos del cine asiático en nuestro país.
Durante los años 60 y 70 el WuXia Pian, esas historias de espadachines heroicos, técnicas de combate legendarias y maestros de la lucha en montañas remotas, eran una de las principales fuentes de entretenimiento en los cines de, entre otros países, Taiwán. Allí, el joven Ang Lee devoraba los estrenos de la productora Shaw Brothers o los títulos del director King Hu, así como las novelas de artes marciales en lugar de hacer los deberes. A buen seguro A Touch of Zen causó una profunda impresión en aquel joven que, después de comenzar su carrera cinematográfica con una trilogía de títulos que se centraba en los contrastes entre la tradición y la modernidad en la sociedad moderna taiwanesa, marcharía a Estados Unidos donde se convirtió en uno de los directores del momento adaptando Sentido y sensibilidad de Jane Austen. El éxito global del título, tanto a nivel comercial como de crítica y premios, no se repitió en sus dos siguientes films, aunque sí con el que vendría.
Cumpliendo un sueño de su infancia, Ang Lee no podía ni imaginar que cambiaría con su siguiente trabajo no solo su carrera, logrando uno de sus más grandes éxitos, sino el propio cine asiático. Tigre y Dragón, título español acortado del mucho más filosófico original, Crouching Tiger, Hidden Dragon consiguió que viéramos de otra manera el cine proveniente de Asia, y que en Asia planificaran algunos proyectos con una mentalidad mucho más global. Basada en una serie de cinco novelas de los años 30 del autor Wang Dulu, el director taiwanés eligió la cuarta de ellas para llevar a la gran pantalla una gran historia en que la acción espectacular se mezclaba con una doble historia de amor imposible, utilizando un reparto pan-asiático formado por Michelle Yeoh de Malasia, Chow Yun-Fat de Hong Kong, Zhang Ziyi de China y el taiwanés Chan Cheng en los principales papeles. La producción asimismo se beneficaba de ese espíritu global al estar formada por compañías norteamericanas, chinas, hongkonesas y del propio Taiwán. Como decía uno de sus guionistas, “un film asiático para el público occidental y, desde otro punto de vista, una película más occidental para el público asiático”.
La película se proyectó en el Festival de Cannes en el año 2000 fuera de competición, recibiendo críticas que alababan su producción, pero que no acababan de sintonizar con ese espíritu irreal de las escenas de lucha en las que veíamos a los protagonistas volar de un tejado a otro. A pesar de que The Matrix había convertido a Yuen Woo-Ping, el mítico director de acción del film de los Wachowski que en Tigre y Dragón repetía las luchas con cable, en el hombre del momento, la crítica especializada no estaba muy convencida del éxito del film de Ang Lee, y por si fuera poco estaba rodada en mandarín, un mandarín de acento diverso según el personaje que hablara, provocando cantidad de repeticiones de tomas por problemas con el idioma al no ser la lengua materna de muchos de los actores.
El público no le puso tantos reparos a Tigre y Dragón en su estreno ese verano en Hong Kong y Taiwán, siendo un éxito, algo que se repitió en su estreno norteamericano, aunque la suya fue una carrera de fondo, aprovechando sus premios en los Globos de Oro (mejor película de habla no inglesa y mejor director) y, sobretodo, los Oscar. Hasta 10 nominaciones tuvo el film a pesar de la barrera del lenguaje, de las que se llevó 4, incluyendo también el de mejor film de habla no inglesa, solo uno menos que la gran triunfadora de la noche, Gladiator. En España el efecto fue el mismo, y así en su estreno en Febrero del 2001, con las nominaciones anunciadas, más de un millón y medio de espectadores pasamos por taquilla para disfrutar del espectacular film de Ang Lee.
En China, sin embargo, el film no tuvo éxito entre el público, aunque hizo que se encendiera una luz en los estamentos gubernamentales: si esa falsa, desde su punto de vista, visión de la historia china podía llevarse un Oscar, representando a Taiwán nada menos, ¿por qué no la suya, la auténtica? Así llegaría la propuesta a Zhang Yimou, el más laureado de sus directores, aunque desde luego en otros géneros de carácter más social, de dirigir una gran epopeya a imagen y semejanza de Tigre y Dragón con la que llevar a China el preciado premio. El resultado fue Hero en 2002, todo un bombazo a nivel internacional aunque se quedó solo con la nominación al Oscar, La casa de las dagas voladoras (portada del número 1 de la revista CineAsia) en 2004, o La maldición de la flor dorada en 2008, todas de mano de Yimou, convirtiendo a Zhang Ziyi en la auténtica reina del género, y lanzando su carrera a nivel internacional. Ninguna de las tres llegó a tener en España el éxito de Tigre y Dragón, pero sí superaron con creces las cifras de recaudación habituales de los estrenos asiáticos.
La avalancha de títulos WuXia caería sobre los espectadores según pasaban los años, y así en 2005 se estrenaba otro WuXia panasiático como The Promise de Chen Kaige, el mismo año con el que Tsui Hark abriría el Festival de Venecia con sus Siete espadas. Hollywood lo intentó reuniendo a los dos grandes iconos de las artes marciales del momento, Jet Li y Jackie Chan, en The Forbidden Kingdom con muy buenos resultados. Reign of Assassins de John Woo, Flying Swords of Dragon Gate de Tsui Hark de nuevo, la trilogía The Four, los remakes de The Guillotines, La novia del pelo blanco o El espadachín manco en el Dragon de Peter Chan, la dupla del Detective Dee… hasta Wong Kar-Wai se decidió a volver a remontar su Ashes of Time y reestrenarla en 2008. La lista de títulos es interminable, y es que el WuXia, con mayores o menores elementos fantásticos, se ha convertido en uno de los estandartes del cine comercial de China y Hong Kong especialmente, aunque aún tenemos reciente en las retinas la delicia taiwanesa The Assassin de Hou Hsiao-Hsien, y por suerte para nosotros unos cuantos de esos títulos han llegado hasta nuestro país. No todas ellas fueron éxitos a nivel global, ni siquiera de manera local, pero la revitalización del género fue algo imparable. El efecto que tuvo Tigre y Dragón tanto en la industria norteamericana, como en las propias asiáticas, con la globalización como una nueva vía de negocio, es algo que ha quedado patente.
La esperada precuela del film, de la que tanto se habló tras su estreno, en que la original tuvo su propia adaptación televisiva y también un manhua (el cómic chino), se quedó con el tiempo en el olvido, y Ang Lee decidió que volvería a triunfar entre el público, la crítica y los grandes premios norteamericanos gracias a otro “tigre”, en este caso proveniente de India. Después de años en el cajón de los proyectos perdidos, en apenas un mes se estrenará en Estados Unidos y China Crouching Tiger, Hidden Dragon: Sword of Destiny, una secuela en este caso dirigida por Yuen Woo-Ping y con Michelle Yeoh repitiendo en el papel del film original junto a la gran estrella de las artes marciales que se hizo un nombre a nivel global precisamente gracias a Hero, Donnie Yen. La historia corre a cargo del guionista Justin Hill, y puede volver a cambiar la industria gracias a su estreno simultáneo en el servicio de pago por visión Netflix y cines Imax. Quién sabe si dentro de quince años le dedicaremos un nuevo artículo como este.
Recordad que entre los asistentes a la proyección del día 20/1 a las 22:35 se sortearán 6 DVD/Blurays de la película que ha sido editada por la compañía A Contracorriente.
Un reportaje de Víctor Muñoz