Este próximo fin de semana llega a las carteleras hongkonesas Shaolin (Xin Shao Lin Si), una superproducción plagada de estrellones que, si nada ni nadie lo remedia, arrasará en taquilla. Dirigida por Benny Chan, un especialista en el cine de entretenimiento puro y duro (títulos como New Police Story, Invisible Target o la más reciente City under Siege así lo avalan), el film es un remake del clásico de las artes marciales de 1978 Shaolin Temple, film que significó el debut en pantalla de un jovencísimo Jet Li y que está considerada por muchos como una de las mejores películas de kung fu de todos los tiempos.
La trama nos sitúa en los primeros años de la República China , cuando los señores de la guerra libraban constantes batallas para expandir su poder. El joven líder del ejército Hao Jie y su hermano encuentran poca resistencia a la hora de invadir la ciudad de Dengfeng, muy cercana al Templo de Shaolin. Los monjes de este templo dan cobijo a los heridos en la batalla, lo que hará montar en cólera al arrogante oficial, que no dudará en retar a los religiosos a una épica lucha. El reparto del film es de auténtico vértigo, encabezado por Andy Lau (Infernal Affairs, La Casa de las Dagas Voladoras) y Jackie Chan, quien parece haberle cogido el gustillo al cine épico, ya que acaba de dirigir e interpretar 1911, biopic sobre Sun Yat-Se, fundador de la República China. En Shaolin, Chan da vida a un cocinero del templo aunque seguramente me da en la nariz que no se conformará con ejecutar sus labores culinarias. Completan el elenco nombres tan populares como Nicholas Tse (Dragon Tiger Gate, The Stool Pigeon) y la guapísima Fan Bingbing (Bodyguards and Assassins, Flash Point).
Francisco Nieto