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Sin of a Family (Corea del Sur, Min Byung-jin, 2011)

25/01/2012

Año: 2011

País: Corea del Sur

Director: Min Byung-jin.

Duración:104 m.

Género: Comedia, Drama.

Protagonistas: Shin Hyeon-joon, Wang Hee-ji, Jeon No-min, Lee Ki-woo, Jo Sang-yeon.

Sinopsis: El detective Cho es bastante incompetente y siempre suele suspender los exámenes donde está en juego su ascenso. Sus mayores placeres pasan por espiar a sus vecinos y la ingesta de alcohol en grandes cantidades. Un día, Cho se encuentra en una montaña con el cadáver de un niño. Todo parece señalar a un asesino en serie que se ceba en los más pequeños, pero cuando comience la investigación junto a su inseparable colega, el detective Lee, se topará de bruces con una realidad tan dura como cruda, lo que le hará replantearse su vida en general y la relación que mantiene con su hijo en particular.

Crítica: A los que nos gusta el cine coreano y en consecuencia intentamos ver todo lo que difícilmente nos llega a las manos estamos acostumbrados al híbrido de géneros en una misma película, que es marca de la casa de un cine que transita de la comedia al drama o viceversa con una facilidad pasmosa. Este punto puede no ser comprendido en su totalidad para aquel tipo de espectador occidental acostumbrado a lo monogenérico en el cine, y si encima el director no tiene la suficiente sutileza para engarzar temáticas, la brusquedad puede producir un sentimiento de rechazo instantáneo por lo complicado del asunto. Sin of a Family (Woori Yiwootwei Bumjoi, 2011) es un claro ejemplo que ilustra esto que explicamos. El primer tramo del film, una comedia en toda regla, es un auténtico dislate cómico en el que vemos lo degradante del día a día en la tarea de una unidad de homicidios coreana. Bebiendo todavía de las excelsas y parece que inagotables fuentes de Memories of Murder de Bong Joon-ho, se nos presenta a una serie de agentes ineptos que se pasan el día hincando el codo y trabajando lo mínimo. Uno de ellos, que pasa por ser el antihéroe de la función, es un detective que ha fracasado estrepitosamente tanto en su vida profesional como familiar. Todo este primer fragmento está trufado de peleas corales, chistes de mal gusto que pecan en su mayoría de reiterativos (como ocurre con todas las bromas a costa del agente que sufre de halitosis) y movimientos rápidos de cámara que quieren dotar a la acción de un ritmo ligero más propio de una comedia de Stephen Chow.

Pero ocurre que a raíz de un giro de ciento ochenta grados de guión (el descubrimiento de un niño autista muerto abandonado en la montaña) la cosa comienza a teñirse de un color más grisáceo. Lo que antes eran chanzas y burlas ahora se convierte en respeto y seriedad. La trama deriva hacia el drama más salvaje y trágico y no te queda más remedio que quedarte con la sonrisa helada, ya que la historia que se nos explica en este segundo tramo del film es tan funesta y tremebunda (no desvelaremos nada pero versa sobre abandonos y enfermedades varias) que puede llegar a deprimir al más optimista. Y todo esto sin avisar, y así luego pasa lo que pasa: que los mismos pañuelos que antes utilizabas para secarte las lágrimas de la risa ahora los utilizas para enjuagarte el lacrimal pero de pura pena. Pasamos en menos que canta un gallo de una road movie funcional a una crítica social áspera y desapacible. La evolución psicológica a la que se someten los protagonistas puede parecer demasiado brusca, bien sea porque la misma trama los obliga a transitar por caminos afectivos que desconocían hasta ahora, o bien porque Jin Min-byung, director que hacía más de una década que no se ponía tras las cámaras (su último film data de 2001 y se titulaba This Is Law) ha optado por tirar por la tangente y se ha olvidado de mostrarnos los momentos de transición necesarios para hacer más creíbles las mudanzas intrínsecas de sus personajes.

En cuanto al elenco actoral se refiere, destacar la presencia al frente del cartel de dos actores de solvencia contrastada: uno más veterano y otro más novel. El primero se trata de Shin Hyeon-joon, visto en la saga Marrying the Mafia (de la que este 2011 se ha estrenado su cuarta parte) y otros títulos populares como Face o Shadowless Sword, mientras que el segundo es el ídolo adolescente Lee Ki-woo, popular sobretodo por sus interpretaciones en dramas televisivos y en comedias como The Guy Was Cool de 2004 (toda una declaración de principios) o Lost and Found (2008). En roles secundarios también vale la pena apuntar la presencia de Wang Hee-ji, en el que es su afortunado debut cinematográfico, y los niños Jo Sang-yeon (Poesía, 2009) y Kim So-hyeon (Man of Vendetta, 2010).

En definitiva, un film modesto en sus planteamientos que no decepcionará a los seguidores más fieles de las ‘dramedias’ coreanas.

Lo mejor: El dueto policíaco destila bastante química.

Lo peor: Alguna salida de tono jocoso demasiado ordinaria.

Por nuestro colaborador Francisco Nieto

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