El lunes es un día especial. Imagino que algo tiene que ver la genética del organismo que le dicta a uno despertarse a horas intempestivas (el recuerdo de que el lunes es el primer día de la semana le marca a uno estando incluso en Sitges). Después de un fin de semana de auténtica locura en el stand de CineAsia, decidimos que por fin había llegado el día de estrenarnos en el Auditorio con las dos películas matinales: la coreana The Yellow Sea y el nuevo homenaje de Miike al chambara clásico, Harakiri 3D. La genética es sabia después de todo… pues nos encontramos ante dos de las grandes películas del Festival.
Ya habíamos tenido la oportunidad de ver The Yellow Sea en un visionado colectivo antes del festival. Entonces nos pareció que su director Na Jong-jin, que nos había deslumbrado con su debut en el 2009 The Chaser, había crecido como director, logrando una obra a la par reflexiva y desbocada, a la par contenida y desbordante. Muchos la comparan con el cine de Michael Mann, aunque es muy pronto para poder apreciar hacia donde se dirige el realizador coreano como director. Lo cierto es que The Yellow Sea, que tendrá distribución en España (Media3 Estudio anunció días antes del certamen la adquisición del film), es una nueva muestra del grado de perfección técnica y artística del cine coreano.
Miike (que celebra este año su 20 aniversario como director) había deslumbrado el pasado año con la adaptación del chambara clásico 13 Asesinos. Un film que ha triunfado en su estreno en las salas comerciales españolas y que se espera sea un éxito en su salida en formato dvd y Bluray. Este año ha regresado a Sitges con una obra mucho más sólida, que respeta, complementa e incluso da valor añadido a uno de los grandes clásicos del género, Harakiri de Masaki Kobayashi. Es cierto que el 3D es atmosférico (las imágenes de la nieve cayendo acompañan en su tristeza a los personajes) y podría haberse evitado, pero todo son elogios para la contención que Miike muestra en el desarrollo de los personajes, centrándose en su dilema moral, en el dramatismo de su situación… dejando la explosión final como un mero contrapunto y no como el motivo de la película. A pesar de que muchos no vean a Miike en Harakiri, podemos afirmar que con esta película junto con Ninja Kids!, el director se encuentra a la altura de los grandes realizadores japoneses e internacionales.
El día dió para mucho más… aunque el que os habla poco después de Harakiri se bajara del Auditorio camino de la playa de San Sebastián rumbo al stand de CineAsia… La hongkonesa Revenge: a Love Story, un film que había pasado desapercibido y que tras su triunfo en diferentes festivales pudo verse en el Festival de Sitges. O el pinku musical Underwater Love, con fotografía de Christopher Doyle, que provocó el delirio entre el público del cine Prado. Algo que no sucedió con la coreana Invasion of Alien Bikini… Un film que nos había sorprendido y sigue sorprendiéndonos, por su mezcla continua de géneros, a pesar de que el decantarse por el melodrama (y es que los coreanos para esos no son nadie), y no responder a las expectativas que había despertado su título, pudo pasarle factura entre el público que acudió a la sesión a la 1 de la madrugada. Finalmente, no obstante, el film del realzador coreano Oh Young-doo se alzó con el Premio Noves Visions-Discovery.
CineAsia