Año: 2011
País: Japón.
Director: Katsuhito Ishii.
Duración: 115 m.
Género: Acción.
Protagonistas: Satoshi Tsumabuki, Masatoshi Nagase,
Yasuko Matsuyuki, Masanobu Ando,
Tatsuya Gashuin, Fumiyo Kohinata.
Sinopsis:
El héroe de nuestra historia, Riosuke Kinuta, es un joven actor fracasado con grandes problemas monetarios debido a su adicción al pachinko (un juego de azar genuinamente japonés que podríamos comparar con nuestro bingo o las tragaperras de toda la vida), lo que le lleva a endeudarse con un prestamista un tanto peculiar. Éste le arregla un trato para que como parte de su pago realice algunos trabajos “especiales” para unas pandillas locales. La labor en cuestión consiste en transportar y hacer desaparecer los cadáveres resultados de las diversas peleas yakuzas que tienen lugar entre bandas. El lio estará servido cuando Kinuta se vea envuelto en una serie de persecuciones por parte de asesinos enloquecidos que buscan venganza a cualquier precio.
Crítica:
Basado en un conocido manga escrito por Shoei Manabe y publicado entre los meses de mayo y agosto de 2000 Smuggler es un auténtico disfrute para todos aquellos aficionados a las adaptaciones manga en imagen real. Con un surtido de interpretaciones afectadas y conscientemente desmesuradas y guiñolescas, sumadas a un guión extremo, lo que no permite un respiro al espectador y una comicidad que casa a la perfección con un sentido de la violencia puntualmente desproporcionada (lo que recuerda a clásicos contemporáneos coreanos como OldBoy o Encontré al Diablo), estamos ante uno de los disfrutes más recomendables de la última hornada de thriller japonés. El director de la cinta, Katsuhito Ishii, cuenta sus trabajos por pequeñas joyas que no deberían pasar desapercibida al cinéfilo más avispado. Hace tan sólo unos años el festival de Sitges tuvo el honor de proyectar su mejor película hasta la fecha, The taste of Tea, aunque otros títulos nada desdeñables como Funky Forest: The first Contact (2005) o Sorasoi (2008) completan una filmografía de sombrerazo. Aquí trata de narrarnos como un pobre chaval adicto a los juegos de salón se ve metido en un embrollo monumental cuando tenga que transportar ilegalmente unos cuantos cadáveres resultado de las luchas de tríadas. Cada personaje que va apareciendo está tan bien apuntalado que podría interpretar su propia película, y de eso se beneficia, y de que manera, el conjunto. Como dice una de las protagonistas en un momento dado del film, las personas en las que puedes confiar son aquéllas que seguro buscan algún beneficio propio, y aquí el único inocente es este pobre aspirante a actor que ve como su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando se encuentre inmerso en un universo plagado de maleantes, contrabandistas e incluso auténticos killers emuladores de Bruce Lee (impresionante actuación de Masanobu Ando en la piel de un descerebrado luchador de artes marciales capaz de cargarse a media mafia china con sus nunchakus).
La estética del cómic está fehacientemente trasladada al cómic, con ese punto surrealista y divertido que sólo maestros como Ishii son capaces de alcanzar. A destacar también el último tercio del film, que contiene una de las escenas de tortura más sangrantes y escalofriantes que uno ha tenido la oportunidad de ver desde el Reservoir Dogs de Quentin Tarantino. El que avisa no es traidor, quien tenga un poco de aversión a martillos, tenazas, clavos y demás instrumentos de bricolaje utilizados de forma poco ortodoxa, mejor abandonar la sala antes de que veamos sufrir, y de que manera, a nuestro atribulado héroe. Por último, y aunque pueda parecer lo contrario, Smuggler también tiene la capacidad de tocar temas como la forma en que actuan las personas con tal de ser queridas, la falta de fiabilidad de la bondad y el valor de lo intangible. Una auténtica gozada.
Lo mejor: Sin duda, la pareja de villanos formada por Vísceras y Vértebras.
Lo peor: El metraje está un pelín estirado. Veinte minutos menos y estaríamos hablando de una excelente película.
Por nuestro colaborador: Francisco Nieto