Cuando en la primera imagen de Todo saldrá bien vemos por la espalda a dos mujeres caminando a través del bosque, sentimos un momento de paz interior. No hay mejor manera de reflejar el amor. Dos personas y la naturaleza. Al mismo tiempo, en la oscuridad de la sala, te invade una sensación de nostalgia. Eres consciente de que más adelante volveremos a esta imagen… pero será solo una de las dos mujeres la que ocupará el plano.
La historia de Angie y Pat es una historia corriente. Han compartido su vida cerca de cuarenta años. Se quieren. Se respetan. Se complementan. Mientras una pone el agua al fuego, por la mañana, la otra prepara las hojas de té. O cuando regresan de la compra, Pat, ante la mirada cómplice de su pareja, compra en una floristería seis flores que lucirán en su hogar. Pero todo está a punto de cambiar. La muerte repentina de Pat provocará que Angie se encuentre a merced de la familia de su pareja (de su hermano, de su mujer, de sus nietos). La oda al amor se verá teñida del color del dinero.

El director hongkonés Ray Yeung, que consiguió emocionarnos con Suk Suk (2019) el retrato de dos hombres que descubrían el amor: un taxista que se resiste a retirarse y un jubilado de 65 años que ha enviudado. Ahora, regresa con la historia dos mujeres con una larga relación, pero que deben someterse a las leyes de Hong Kong. Es lamentable que el Tribunal de Última Instancia de Hong Kong considere en la actualidad que el derecho constitucional al matrimonio se limita exclusivamente a las parejas de distinto sexo.
Angie y Pat para tener los mismos derechos que otra pareja tendrían que haberse casado fuera de Hong Kong, algo que no hicieron, por principios. El amor acabará venciendo. Al menos ese es el título de la película Todo saldrá bien. Aunque antes, Angie tenga que claudicar ante el deseo de la familia de enterrar a Pat en un columbario, en lugar de esparcir sus cenizas en el mar, como ella hubiera deseado. O, delicadamente, ser desplazada por la familia -que solo se acordaba de Pat cuando tenían un problema económico-, a la tercera fila en el entierro, la reservada a los amigos.

Para dar vida a estas dos mujeres, el director contó por un lado con Patra Au Ga Man (Angie), veterana actriz en la escena teatral de Hong Kong, que ha aparecido en numerosos papeles de diversas compañías teatrales de Hong Kong. Y por otro lado, Maggie Li Lin Lin (Pat), que protagonizó más de 20 películas entre 1963 y 1974. La química que se establece entre ambas mujeres sobrepasa la pantalla y al tiempo que están juntas.
Antes de finalizar, quedará saber qué se decide con la casa donde ha vivido la pareja. La cuenta en el banco a la que Angie no tendrá derecho. Pero también quedarán las amigas de Angie y Pat que sabrán estar en el momento en el que se las necesita. El paseo reposado por la montaña de Angie. Y por último, la emoción cuando el barco con las amigas y Angie sale del puerto y el crepúsculo ocupa parte del plano. Entonces lo tenemos claro: Todo saldrá bien.
Una crítica de Enrique Garcelán