Sé que muchos no habéis podido acudir a la cita del Salón del Manga de este año. No por falta de ganas, sino porque ese pequeño detalle que forma parte de nuestras vidas que se llama «trabajo» no os ha dado la oportunidad, o porque ese otro al que muchos llaman economía, no os lo ha permitido. Con el ánimo de que os sintáis más cerca del Salón (y por qué no decirlo en parte debido a las peticiones de algunos amigos), os intentaré hacer un pequeño viaje por el anecdotario del Salón. Eso sí, si el tiempo lo permite y el sueño me deja despertarme por la manaña…
Empezaré por la Exposición Manga de Miedo, que se encuentra situada en la planta superior del edificio de La Farga. La muestra, convertida en la exposición central del Salón, repasa la tradición visual japonesa del mundo del terror, dando un peso específico al manga, pero sin olvidarse de otras manifestaciones, como la tradición pictórica, el anime o el cine de terror japonés, que vivió una ola a raíz de la cinta The Ring (Hideo Nakata, 1998), y que llevó a la creación del proyecto J-Horror Theater.
El panel central (el que véis en la fotografía) está dedicado al apartado cinematográfico y está dividido en dos partes: La primera hace un recorrido por el ideario de terror japonés. Analiza las siguientes películas: Kwaidan, Godzilla, The Ring, Cure, Dark Water, LLamada Perdida, La Gran Guerra Yokai. Os dejo con el texto introductorio:
«Japón es uno de los países del mundo con más tradición por las leyendas mitológicas, sobretodo, las protagonizadas por dioses y demonios, de la misma forma que siempre ha sido un país rico en cuentos de fantasmas. Precisamente, la industria cinematográfica japonesa siempre ha considerado que, una buena integración de su folklore en su cine, ha servido para fomentar su cultura. Por esta razón, uno de los pilares culturales más susceptibles de polémica, pero que más han triunfado en nuestro país, ha sido el cine de terror japonés, sobre todo a partir del fenómeno The Ring (1998). En esta sección repasamos algunas de las producciones japonesas de terror más importantes y más famosas de su extensa cinematografía dentro del género.»
Y la segunda parte, la que analiza en profundidad una de las figuras más destacadas dentro del ámbito del terror nipón, está dedicada al invitado «ausente» de esta edición: Takashi Shimizu. Parece que la maldición que le persigue desde los inicios de su carrera, ha provocado su ausencia «in extremis» en el Salón del Manga. El texto que puede leerse a modo de introducción es el siguiente:
«Takashi Shimizu, tras iniciarse en el mundo del cortometraje fue descubierto por Kiyoshi Kurosawa (Cure) y el guionista de The Ring, Hiroshi Takashi. A parte de las diferentes versiones de Ju-on (la saga conocida como La Maldición) que ha realizado para el cine y vídeo, Shimizu tiene en su haber, entre otras, Tomie Re-Birth, Marebito (distribuida en España con el título Seres Extraños) y The Shock Labyrinth 3D, presentada, esta última, en el pasado Festival de Sitges«.
Tres pantallas (una dedicada al mundo del cine de terror, otra al anime, y una tercera a las películas de Takashi Simizu) se encargan de reproduccir contínuamente un montaje audiovisual que está acompañado por una selección musical (obra del gran conocedor de la cultura nipona, Eduard Terrades Vicens, que junto a Marc Bernabé han comisariado la exposición), y que recoge fragmentos de La Maldición primera y segunda partes, Dark Water, The Ring, Death Note, además de la cacofonía de Kayako para La Maldición.
Me dejo varias partes de la exposición, soy consciente (la dedicada a Hideashi Hino, a la exposición de originales de mangas de terror, al área invadida por los Yokais, etc). Pero lo hago con ese propósito. Para que algunos de los que aún no han acudido al Salón se decidan a hacerlo…
Pasaréis un rato de miedo.